Ante ciertas noticias que nos están llegando uno ya ni sabe a que quedarse. Al final mi fe me dice que con la caridad, porque la tolerancia supone dos planos (el tolerado y el que tolera, que es más). La ingenuidad a mis años ya pasó. Sí, voto por la caridad y la “fraternité” que a todos iguala por ser hijos de un mismo Padre que nos da la vida y el amanecer de cada día y que, por encima, fue testigo contundente del amor verdadero. Sí, sí, me quedo con la caridad.
Hay momentos en los que nuestra conciencia y corazón se revuelven ante noticias que, cuando menos, mancillan la dignidad, atacan a la misma idiosincrasia y vulneran los derechos humanos, la convivencia y la misma democracia. Ya me dirán si tengo razón ante la noticia que está circulando por los medios. Lean, si tienen un momento.
Ahora resulta que los musulmanes demandan a España ante el Tribunal de Estrasburgo por las procesiones de Semana Santa: “Es una ofensa al Islam”. Un imán británico, iraní de nacimiento, Anjem Choudary, una de las voces influyentes en Europa de la comunidad musulmana, pone el grito en el cielo. Por “una ofensa y un desprecio a la religión del profeta: los fastos y procesiones católicas en España”.
“La Constitución de 1978 recoge que España es un Estado aconfesional y ninguna confesión tendrá carácter estatal”, dice en una entrevista en un diario inglés. Afirma que “llevar a cabo todos estos actos religiosos cristianos en Semana Santa es una ofensa para los miles de musulmanes que se ven obligados a vivir su fe prácticamente en la clandestinidad”. Van al tribunal de Estrasburgo porque es la máxima autoridad para garantizar derechos y libertades europeos. Acaso se olvidó de leer en el articulo 16 de la citada Constitución: “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.
Se podrá decir más alto pero es difícil mayor claridad para quien desee ser objetivo. Por eso es incomprensible la afirmación del imán cuando dice que en España los musulmanes “se ven discriminados por la política del Estado”. Afirma aún más: “Velamos por el bienestar de los musulmanes en toda Europa. El Islam en unos años será la principal religión de todo el continente europeo. Ya es hora de decir bien alto: ‘¡Europa, aquí estamos!”.
¿Respetan ellos en sus países confesionales de origen a los cristianos cuando allá vamos?¿Nos dejan construir templos como nosotros aquí mezquitas?
