Opinión

Inhumano

Nos encontramos a veces con noticias que nos producen estupor y lástima. Tremenda desazón. Como la que aparecía hace un tiempo en los diarios nacionales. Lo acontecido en una calle de Madrid carece de calificativo. Un hombre cae muerto víctima de un infarto y al punto algún desalmado le roba hasta los zapatos. Vivimos en un mundo en el que somos muy materialistas y faltan muchas veces los verdaderos sentimientos, valores y, en suma, corazón. ¿Qué impresión tendría al final la familia del fallecido? Pero aún sorprende mucho más porque el caso es para examinar detenidamente. ¿Qué hacían los transeúntes al ver el difunto y sobre todo al contemplar como aquella persona anónima sin escrúpulos despojaba el cadáver de sus enseres? Increíble... y aún más la postura de la policía que estaba llamada a custodiar al difunto mientras la autoridad judicial autorizaba el levantamiento. Un caso muy triste.

Pero sería interesante que esta humanidad actual girase para el fundamento y base de la persona que es precisamente su humanidad. Muchas veces existen animales con más instinto. Resta volver aquí, una vez más a los incomparables monólogos de Segismundo en “La vida es sueño” de Calderón de la Barca: “Ay mísero de mí, y ay infelice!... Nace el ave… Nace el bruto… Nace el pez…Nace el arroyo. En llegando a esta pasión,/ un volcán, un Etna hecho,/ quisiera arrancar del pecho/ pedazos del corazón./ ¿Qué ley, justicia o razón/ negar a los hombres sabe/ privilegios tan suaves,/ excepción tan principal,/ que Dios le ha dado a un cristal,/ a un pez, a un bruto y a un ave?”

Cierto que cuando la humanidad pierde el norte, se desvía de su auténtico rumbo, el camino puede llegar a insospechados destinos. Aquí radica la vida a la deriva que algunos llevan y que puede llegar a extremos como al de robar incluso a un cadáver. Muy triste episodio, muy lamentable ataque a la humanidad. “¿Qué es la vida? Un frenesí./¿Qué es la vida? Una ilusión,/ una sombra, una ficción/ y el mayor bien es pequeño:/ que toda la vida es sueño,/ y los sueños, sueños son”. Nos resta la confianza utópica en que este triste espectáculo sea solo eso, un sueño en medio de tantas cosas bellas que adornan nuestra sociedad y que a veces se ven emponzoñadas con noticias como la que comentamos.

Precisamente teniendo en cuenta las circunstancias sociales y sanitarias por las que estamos atravesando, y ya al final de la Cuaresma, bien estaría una seria reflexión sobre los comportamientos de todos los humanos llamados a colaborar a todos los niveles siguiendo las ordenes que por bien de la ciudadanía están emanando de los poderes públicos.

Te puede interesar