Opinión

La ofrenda

Va quedando lejana la fecha pero es de suma importancia la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia que tiene lugar en Lugo el domingo siguiente al Corpus. Allí se postrán con una tradición de siglos los siete ciudades del Antiguo Reino representadas en las siete cruces que posee el escudo gallego: Santiago, Tui, Lugo, Ourense, Coruña, Mondoñedo y Betanzos. Cada año la ofrenda corre a cargo del alcalde de turno y le responde el obispo correspondiente. Este año el oferente fue el alcalde de Ourense, a quien le respondió el obispo de la ciudad de As Burgas, Leonardo Lemos Montanet.

Comenzó el prelado: “Señor oferente, comprendo el sentido que le ha dado a la renovación de un voto hecho por los regidores de las siete ciudades más importantes del Reino de Galicia hace varios siglos. Haciendo memoria histórica agradecida y auténticamente viva, suplicó ante el Señor Sacramentado por las nuevas corporaciones municipales y provinciales, para que los hombres y mujeres elegidos por los ciudadanos no pierdan la perspectiva de su noble vocación política”. Una vocación, añadió el obispo de Ourense, “que está encaminada a la edificación de la ciudadanía y a una adecuada actividad, en libertad, del ser humano”.

Por eso, advirtió de que cuando los que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad, esta actividad puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación, corrupción e incluso destrucción. En ese sentido, afirmó: “Por eso, tomar en serio la política en sus diversos niveles -local, regional, nacional y mundial- es afirmar el deber de cada persona, de toda persona, incluso de aquellos a los que no se les presta atención, como son los pobres, los migrantes, los desfavorecidos y los más vulnerables. Toda persona debe conocer cuál es el contenido y el valor de la opción que se le presenta para realizar colectivamente el bien”.

Los siete alcaldes representan a toda la población de su municipio, en el que, evidentemenete, existen personas de diferentes credos; pese a ello, poseen la obligación moral de representarlos a todos como lo han hecho sus antecesores durante siglos. Despreciar u omitir esta tradición secular, cuando menos es un desprecio a la población y una falta de saber estar. Llevamos dos años en los que dos alcaldes se negaron a participar en estos actos evidentemente religiosos, lo cual les define negativamente como así se han quejados los diversos medios de comunicación gallegos e incluso de fuera de Galicia.

Tanto el texto de la Ofrenda como la respuesta del obispo respectivo al oferente poseen siempre un contenido muy actual, como ha ocurrido este año pese a la premura, pues la víspera aún no se sabia quién iba a ser el regidor municipal que representaría a los ayuntamientos al día siguiente en la Ciudad del Sacramento.

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