Opinión

La puerta

Tras las fiestas navideñas, y pasado incluso el Día de Reyes, la Iglesia comienza el año recordando verdades fundamentales para la práctica de la fe. Así, dentro del ciclo navideño hemos celebrado a la Sagrada Familia, y el día primero de año, el de la Paz y la solemnidad de la Virgen Madre de Dios, la Theotokos, como se recuerda desde el Concilio de Éfeso de los primeros siglos.

Y hoy, pasadas las fiestas navideñas, señala el calendario eclesial el Bautismo de Cristo en el Jordán. Con él comienza su vida pública después de la escena en la que aparece en medio de los doctores en el templo y luego su asistencia a las bodas de Caná. Todo un programa a seguir.

El bautismo es la puerta que introduce a los bautizados en la comunidad eclesial y sin este primer paso ningún otro tendría valor pleno. Y de ahí la solemnidad que el acto requiere y que nunca se debiera confundir con un acto meramente social como en ciertos casos se pretende. Porque quisiera aprovechar la ocasión para recordar que nunca se debieran mezclar las celebraciones litúrgicas con festejos para la ocasión. Y esto tanto en el bautismo como en otras celebraciones de distintos sacramentos. Sería muy lamentable que algunos redujesen su relación con la Iglesia al bautismo, la primera comunión, la confirmación y después le llevarán al funeral.

La fe cristiana es para mucho más que para unos actos muy puntuales. Así, la asistencia a misa los domingos es algo fundamental que debieran observar los bautizados. Se está viendo cómo en las misas dominicales ha disminuido notablemente el número de asistentes. Esto es un síntoma de que algo está fallando. Ya sea la responsabilidad de los bautizados o tal vez la Iglesia ha explicado mal el hecho.

Porque la misa para los creyentes debiera ser, y de hecho es, el acto fundamental. Es el encuentro con el Resucitado el Día de Pascua, y por ello cada domingo forma parte indisoluble con la alegría, la paz y el mismo ser cristiano. Si algo forma parte de la esencia del bautizado es la Resurrección, que celebramos especialmente el domingo y que es la fuente de la verdadera alegría.

Las diócesis han llevado a cabo diversas campañas para recuperar la esencia del domingo pero, por lo que se ve, los resultados han sido bastante exiguos. Muy posiblemente acontece que se han transmitido muchas vivencias pero se han olvidado, tal vez, los contenidos, que son esenciales porque nunca se ama lo que se desconoce.

En definitiva bien creo que la Iglesia debiera promover una campaña sobre el bautismo y sus exigencias. Algo fundamental y que si lo comprendiésemos bien sin duda las cosas cambiarían. Sería comenzar por el principio y de ahí las conclusiones serían diferentes también para los demás sacramentos.

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