Opinión

Los contenidos

Estoy convencido de que el gran problema religioso en este país radica en una enseñanza muchas veces falta de contenidos serios. Nos hemos perdido divagando en vivencias y ocurrencias tratando de “entretener” al personal en aulas y catequesis acaso con el deseo de atraer. Pero ese sistema a la larga camina al más estrepitoso fracaso. Las vivencias pasan, las ocurrencias se diluyen y, en vez de atraer, hemos visto y vemos como el personal se aleja. Es la realidad lisa y llana.

Porque cuando a los jóvenes y a los niños se les transmiten ideas serias y contenidos verdaderos, a la larga calan y asimilan. Pero si vamos poco a poco bajando el nivel, al final la incultura avanza. Pretendiendo ser imparcial déjenme que les diga que eso ocurre en una gran mayoría de disciplinas académicas. Si me apuran les admito que es una cultura diferente basada en los nuevos instrumentos sociales. Si bajamos el nivel nos empobrecemos.

Recuerdo un caso en el que al alumno se le exigía un trabajo. Fue a internet y bajó íntegramente el tema y lo presentó orgulloso al profesor. Antiguamente todo eso había que trabajarlo, pero ahora ya lo dan prácticamente hecho, con lo cual el esfuerzo del alumno es más pequeño o más bien ínfimo. “Colgados” permanentemente del móvil conocerán muchas cosas pero tengo mis dudas de si sabrán articular los conocimientos que obtienen en su ordenador. Una cultura diferente, distinta. Sigo también con mis dudas sobre si la formación de la juventud actual puede llegar muy lejos con el “recorta y pega”. Porque una cultura sin una seria articulación de los contenidos posiblemente al final sea muy corta.

Nunca poniendo en almoneda los conocimientos podremos dar razón profunda de un tema. Como los célebres viajes de estudio que muchas veces se convierten en simples excursiones. Recuerdo hace muchos años algo que entonces comenté aquí. Se organizaba un viaje de estudios y un alumno levanta la mano y pregunta al director si en ese viaje se iban a ver monumentos, porque entonces se quedaba en casa. Quería que se organizasen juergas y visitas a discotecas y demás lugares de ocio…

Aterrizando en el tema religioso, mal van a ir aquellos que desconozcan, por ejemplo, lo fundamental de los concilios cristológicos de los primeros siglos y lo que significa todo el credo nicenoconstantinopolitano que a la mayoría ni les suena la palabra. Así tendremos muchos nuevos arrianos e inmenso número de llamados creyentes que desconocen si hay un Dios o tres, y que jamás supieron nada de las naturalezas de Cristo. Y nada digamos sobre las razones para llamar a la Virgen “Theotokos” o qué significa el “Tetramorfo”.

Todo ello, sin querer ser pesimista, es la lógica consecuencia de reducir la clase de religión en algunos casos a un entretenimiento por miedo a que se quede vacía el aula. Y nada más erróneo que ese sistema. Perdonen si he ofendido a algunos, pero es lo que pienso.

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