Opinión

¿Manda qué?

Que se lo pregunten a Federico Trillo allá en la Embajada de Londres, que a lo mejor hasta se acuerda de la manida "frasecita". O si lo prefieren vayan a la hemeroteca y busquen a Álvaro de Figueroa y Torres, primer conde de Romanones (Madrid, 9/8/1863 – 11/10/1950). Presidente del Senado, 17 veces ministro y 3 veces presidente del Gobierno con Alfonso XIII en el Partido Liberal de Sagasta y Canalejas. Les recuerdo la anécdota sacada de mi archivo. Romanones, al ser propuesto para la Real Academia, visitó por cortesía a todos los miembros de la institución pidiendo su voto y todos le aseguraron que sería para él. Tras la votación se acercó su secretario y le dijo: "No hemos salido". “¿Cómo es posible si tenía garantizada la elección? Entonces ¿cuántos votos he tenido?” "Ninguno", respondió el secretario. Entonces el conde dijo la célebre frase: "¡Joder, qué tropa!". Acabo estas digresiones con un chiste que con mucha gracia cuenta Lola, mi amiga de Burriana. Toca el timbre y responde la señora de la casa, que está sola en aquel momento, y pregunta: "¿Quién es?". "Soy el del butano". “¡Ah, muy bien. Suba, suba y métase en la cama que tié usted una labia!..."

Todo este batiburrillo farragoso me viene a la memoria tras lo ocurrido en Niza, a lo que ya aquí le hemos dedicado un comentario al día siguiente. En un país que se dice en suma alerta, un camión llega al paseo marítimo, donde la multitud esperaba para ver los fuegos, le para un guardia supuestamente de seguridad y el chófer le responde: "Soy el de los helados que los llevo para la fiesta". Era el 14 de julio, fiesta nacional, aniversario de la toma de la Bastilla. Y el guardia le responde igual que la señora al repartidor del butano. ¿Ustedes creen que es normal esto? Si las consecuencias no hubiesen sido tan sumamente graves era para reír. Por desgracia, fueron para llorar y mucho y para echar manos a las interjecciones de Trillo o Romanones.

Muy triste la seguridad mundial si estamos en manos de organizaciones de este tipo. Me imagino que habrán tomado medidas, se habrán reunido mil veces, han llegado las condolencias de todas partes, pero el problema es más de fondo. La burocracia, la irresponsabilidad y todo el entramado se ve que está muy enfermo y así son comprensibles los reiterados crímenes como el que comentamos. Se repite millones de veces que se están tomando medidas, pero ese traje, por lo que se colige, nunca acaba de sentar bien. Esa es la realidad cruda y dura.

Yo decía en mi articulo del día siguiente que había perdido mi fe en las instituciones. Más aún en este occidente siempre reunido buscando a un Godot que nunca llega y que su espera nos tiene a todos de sobresalto en sobresalto aquí y acullá. Ya se ve lo que está pasando en EEUU, Normandía... donde hay tiroteos y muertes por doquier. Es el mundo enfermo como aquel personaje evangélico que estaba al borde del camino por donde pasaron muchos mientras el pobre seguía igual hasta que un samaritano le curó, llevó al posadero y pagó sus gastos.

Me pregunto si todo lo que está pasando llegará a su fin cuando aparezca un líder capaz. Toda una mentalidad habrá de cambiar, mudar el estilo y una sociedad enferma que necesita urgente dejar reuniones, lamentaciones y discusiones inútiles que partiendo de la nada está llegando a las más altas cotas de la miseria, como decía Groucho Marx.

Una última duda: ¿Quién permite, fabrica y vende esas armas? ¿Acaso los que ahora lamentan su uso? ¡Gran cinismo! ¿Condenan lo que antes propician? Lo acaba de denunciar el teólogo brasileño Frei Betto.

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