Opinión

La marcha de las carmelitas: una lágrima desde el cielo

Carmelitas Descalzas durante una ceremonia. GONZALO BELAY
photo_camera Carmelitas Descalzas durante una ceremonia. GONZALO BELAY

Bien creo que al igual que a mí le ocurrirá a muchos ourensanos ante la noticia de la inesperada marcha de las Carmelitas Descalzas de Vistahermosa. ¡Gran pena y suma tristeza para cuantos hemos seguido durante estos 60 años su estancia entre nosotros! La llegada de las Carmelitas era una de las grandes ilusiones del Obispo Temiño.

El día 3 de abril de 1963 el obispo realiza la petición oficial a la Santa Sede, llegando el rescripto de la erección del monasterio con fecha de 27 de abril de 1963, encomendando la ejecución del mismo. La Santa Sede exigía un número mínimo de ocho religiosas para poder llevar a cabo la fundación, y ya en los dos meses siguientes van llegando hasta nuestra ciudad las monjas fundadoras, seis de ellas desde el convento de Zamora y dos del de Segovia. A ellas se va a unir a finales de agosto una carmelita descalza ourensana que llegaba desde el convento navarro de Lesaca, una monja de una muy conocida familia ourensana.

Como primer lugar de asentamiento, se les ofrece la planta alta del Palacio episcopal, de modo que se llevan a cabo las obras de acondicionamiento necesarias, y el 8 de junio de 1963, oficiando una misa, el obispo inauguraba el Carmelo ourensano. Este mismo día llegaba a la ciudad la reliquia de Santa Teresa. Durante cinco años las Carmelitas harán vida en el palacio episcopal de forma provisional, sin embargo, para la comunidad ese lugar incumplía las condiciones que ellas requieren; el espacio era reducido, no tenían huerta ni jardín. Desde su llegada a Ourense, ya se les habían cedido terrenos para un convento.

En el año 1966 ya contaban con el proyecto y los planos de construcción, que corrieron a cargo del arquitecto José Javier Suances Pereiro. El 26 de septiembre del año siguiente se firma el contrato de construcción y numerosas ayudas y aportaciones fueron llegando a la comunidad, lo que hizo que las obras fueran marchando a buen ritmo, de manera que en mayo de 1968 el edificio ya estaba prácticamente rematado, aunque sin la capilla.

Tras el verano comienzan el traslado a su nueva casa, asentándose en ella el 26 de septiembre de 1968. Al día siguiente el obispo celebraba la Eucaristía y el 4 de octubre quedaba inaugurado.

Los Carmelitas Descalzos se fundan en la segunda mitad del siglo XVI, tomando como base el mensaje y la experiencia de Teresa de Jesús (1515-1582) que nace en Ávila el 24 de agosto de 1562 la pequeña comunidad de San José. Con ella se llegaron a abrir 17 Carmelos tomando también la iniciativa en conseguir candidatos varones para el Carmelo masculino, entre los que destacarían el joven Juan de la Cruz que posteriormente se convertirá en el cofundador del Carmelo Teresiana de Duruelo el 28 de noviembre de 1568.

Los Descalzos se expanden por toda España de forma acelerada, hasta que en 1600 los Carmelitas se dividen en dos Congregaciones, la de España y la de Italia, cada una de ellas con constituciones propias. La Congregación Española desaparecerá en el siglo XIX debido al decreto de Mendizábal del 19 de febrero de 1836 y a la ley de las Cortes españolas del 29 de julio de 1837, donde se determinaba la extinción de las órdenes religiosas y la desamortización de sus bienes. En el momento de su extinción, los Carmelitas Descalzos de España contaban con 112 conventos y 2.124 frailes.

Con posterioridad, el Carmelo Teresiano se volverá a instaurar en nuestro país, pero será iniciativa de los Carmelitas de la “Congregación Italiana”, con las Constituciones y códigos de formación propios de ésta.

Se puede decir que la introducción de la Reforma Teresiana en tierras gallegas fue tardía, habrá que esperar hasta el siglo XX para asistir en Galicia al auge de la presencia del Carmelo Teresiano sobre todo en su representación femenina. No obstante, podemos apuntar un par de antecedentes, ya que la primera representación del Carmelo en Galicia fue precisamente masculina, representada por una serie de religiosos que fundaron en 1715 un convento en Padrón (A Coruña), aunque estarían llamados a desaparecer en el año 1835 debido a la exclaustración. Para la fundación del primer convento de representación femenina gallego, habrá que dejar correr más de tres décadas desde que los religiosos habían fundado el de Padrón.

Será la Venerable María Antonia de Jesús la encargada de fundar el primer monasterio en Santiago de Compostela en 1748. Ya en pleno siglo XX asistimos a las siguientes fundaciones de conventos femeninos en Galicia: en 1924 el de A Coruña, en 1934 el de O Rosal, en 1947 el de Sabarís, a Ourense llegarán las religiosas en 1963, a Mabegondo-A Coruña (1969-1975), y para finalizar, en Lugo se asientan en 1982. La representación de frailes será más limitada, contando tan solo con un par de conventos, se acomodarán en Vigo en 1933 y en A Coruña en 1964.

El asentamiento de las Carmelitas Descalzas en Ourense se debió a una iniciativa del obispo monseñor Ángel Temiño. Su primer proyecto fue llevar a cabo una fundación de frailes carmelitas que se asentasen en los terrenos de la “Fundación Santa María”, pensando en la ejecución de un colegio apostólico o seminario menor. Intento fallido, pero lo cierto es que el obispo continúa con su tenacidad de conseguir representación del Carmelo Teresiano para tierras ourensanas. Pone ahora su punto de mira en las monjas carmelitas y se inician los contactos entre ambas partes en el año 1961, y ya el 17 de diciembre de ese mismo año la M. Teresita y H. María Carmen de la S. Familia se desplazan desde Zamora hasta nuestra ciudad para ver los terrenos de la diócesis que les serían concedidos en usufructo perpetuo para poder levantar su monasterio. Aprovechando el viaje, la M. Teresita ya cursa la petición oficial para poder llevar a cabo la fundación.

Por estas fechas se está desarrollando el Concilio Vaticano II, con lo cual Temiño se ve obligado a desplazarse a Roma, y desde allí, ya se puede dedicar a agilizar los trámites relativos a la fundación. Tanto es así que desde el 29 de enero de 1963, la ciudad ourensana ya contaba con presencia carmelitana. Hasta el mes de junio, que es cuando comienza formalmente la fundación, se van turnando desde Zamora grupos de monjas de dos en dos.

En el nuevo edificio, la comunidad ya encontraba un espacio más adaptado a sus necesidades, pero aún faltaba algo para completar el complejo, que era el levantamiento de la capilla. Para la ejecución de esta obra, aún tendrán que pasar varios años, será en 1975 cuando se empiece a levantar el espacio de culto. El día 4 de julio de 1976 se inauguraba la capilla asistiendo al acto el Obispo y el Provincial de Castilla, quedando de este modo ya completo el conjunto del convento.

El edificio modernista y moderno tiene un aspecto especial y muchas discusiones tuvieron lugar. La superiora apoyaba sin límites a Suances y llama la atención la construcción prácticamente enterrada pese a que al final se levantó un poco. Ha sido muy visitada por arquitectos incluso internacionales.

Las carmelitas descalzas siempre han mantenido una relación especial con la iglesia local, con los sacerdotes y con los obispos. El hecho de situarse prácticamente al lado de los dos seminarios hace que las religiosas mantengan una especial relación con los seminaristas, algo en lo que insistía Temiño.

Su trabajo consistía en la restauración y encuadernación de libros e indumentaria religiosa La principal función de las Carmelitas Descalzas es la oración. Rezan por las almas, por la Iglesia, por el mundo y por la humanidad. “Venimos aquí, al servicio de esta Iglesia diocesana, para servirla por medio de la oración”.

La orden todavía mantiene unas 3.000 religiosas en España. Cuentan con multitud de conventos de clausura, que son completamente independientes. Tienen un padre general, pero carecen de superiora general. Ejerce esa función la priora de cada convento.

A la triste hora de su marcha de la ciudad de As Burgas viene a nuestra mente la lógica desolación que habrá sufrido Temiño, que tanto luchó por su venida. Más de una lágrima habrá caído por sus pupilas al ver cómo esta obra tan querida y por la que tanto luchó desaparece de Ourense. ¡Esperemos y confiemos en que su regreso sea pronto!

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