Opinión

Matrimonios nulos

M e he llevado una gran alegría cuando he leído algo que llevo sosteniendo hace muchos años. Y la alegría brota porque precisamente ha sido el papa el pasado 17 de junio quien lo dijo: "La mayoría de los matrimonios sacramentales son nulos". Francisco hizo estas declaraciones durante la apertura de un congreso diocesano en Roma (Italia), al responder a preguntas de un laico que se refirió a la crisis matrimonial señalando que casarse sólo por el embarazo no se debe hacer "porque tal vez no son libres". En este sentido, ha invitado a esperar: "He visto parejas que luego de dos o tres años se han casado y yo los he visto entrar a la iglesia: papá, mamá, con el niño de la mano, pero sabían bien lo que hacían". "La crisis del matrimonio -continúa- es porque no se sabe qué cosa es el sacramento, la belleza del sacramento. No se sabe que es indisoluble, no se sabe que es para toda la vida por culpa de la cultura de lo provisorio, de dañar la vida matrimonial”.

Por eso insistió en "la importancia que se debe dar a la preparación para el matrimonio" y ha señalado que la "cultura de lo provisional" es un fenómeno que no solo afecta la vocación al matrimonio, sino también a la vida sacerdotal y religiosa. Este papa está demostrando que tiene los pies en el suelo y va directamente a la vida práctica, a los casos que atañen directamente a los creyentes y en general al mundo moderno. Y todas estas enseñanzas las proclama el pontífice porque está convencido de que es un bien para los creyentes y para la sociedad en general.

En el fondo, lo que ocurre es que, como también recuerda Francisco, falta un estudio serio por parte de los contrayentes de aquello a lo que se comprometen. De hecho en muchos casos primero buscan el hotel, el lugar de la luna de miel, incluso la hora y selección de los invitados, y por último acuden a la Iglesia y a quien va a bendecir el matrimonio. Hay casos que claman al cielo con una nula preparación religiosa y huyendo a través de recomendaciones de las catequesis previas.

Por eso es cierto que "no se ama lo que no se conoce" y así se llega a rupturas de algo que nunca debiera haberse celebrado y por tanto son nulos de raíz tomando al sacerdote o al diácono que preside como un empleado a su servicio. Y nada digamos cuando pretenden imponer lecturas, música e intervenciones fuera de lugar. Para algunos la homilía es lo de menos. Lo importante es una alocución que algún allegado lee sin tener nada que ver con el sacramento, que es un acto espiritual.

¡Cuanta razón tiene el papa! Es un sacramento, un acto religioso y nunca una mera celebración social que parece que para algunos es lo que importa. Si se olvida esto evidentemente es nulo. ¿Acaso pretende un jugador de basket ser la estrella de un equipo de fútbol? Pues eso, cada cosa en su sitio y por su nombre.

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