Opinión

Nuevos cardenales

El papa Francisco acaba de hacer públicos los nombres de los nuevos cardenales que serán creados el próximo 14 de febrero. Siguiendo en su línea está tratando de internacionalizar lo más posible el Colegio cardenalicio llamado a elegir, en su caso, a un nuevo pontífice. Ha sorprendido a más de uno al dejar sin capelo cardenalicio a diócesis que tradicionalmente suelen contar con purpurados. Venecia, Turín, Bruselas, Toledo, Sevilla y Madrid seguirán contando con arzobispos. En el caso de la capital de España parece lógico habida cuenta de que monseñor Osoro acaba de aterrizar allí y su antecesor aún puede participar en un hipotético cónclave. Los 20 nuevos cardenales proceden de 18 países; cinco de ellos sobrepasan los ochenta años sin poder entrar en un cónclave. Si tenemos en cuenta sólo a los electores, habrá 5 nuevos cardenales europeos, 3 de Asia, 3 de América latina, 2 de África y 2 de Oceanía.

Personalmente, déjenme que se lo diga, me he llevado una gran alegría por los nombrados, entre los que cuento con dos buenos amigos: el patriarca de Lisboa y el arzobispo de Valladolid, personas discretas, dialogantes y humildes sin estridencias. Me alegro sobre todo por Don Ricardo Blázquez, al que me une buena amistad desde que era sacerdote y me predicó unos ejercicios espirituales inolvidables. Pero además se lo merece por múltiples motivos. Es un buen teólogo, un pastor cercano y una persona encantadora. Si a ello añadimos lo que ha sufrido en su vida le cae perfecta la púrpura signo de la sangre. Su paso por Bilbao, después de estar de auxiliar en Santiago y en la pacífica Palencia, fue toda una prueba de fe que superó con creces después de aquella desafortunada frase del PNV: "Un tal Blázquez". Anduvo en muchas quinielas para distintas archidiócesis pero ha acabado en Valladolid y, eso sí, por segunda vez presidente de los obispos españoles, que le valoran y respetan. Este gesto del papa es un merecidísimo premio. Además es de Ávila y estamos en el año de la Santa. Un motivo más.

Con el actual patriarca de Lisboa, Don Manuel Clemente, desde que era auxiliar del patriarcado y después como obispo de Oporto, siempre he tenido muy buena relación. Una persona trabajadora como pocos, metido entre el pueblo siguiendo las pautas del actual papa. Lleva solamente un año largo en el cargo y su nombramiento aunque esperado, ya que el patriarca de Lisboa suele ser cardenal, ha sido una grata sorpresa. Conoce bien Ourense ya que en unas vacaciones tuve el honor de hospedarle en mi casa.

Por otra parte, la Familia Salesiana estamos de enhorabuena. De los quince nombrados, dos son salesianos. Con ellos los salesianos cuentan con ocho cardenales. El mayor número de pertenecientes a una congregación religiosa. Le siguen los Jesuitas y los Franciscanos, con seis cada una. Todo un regalo precisamente este año en el que se celebra el bicentenario del nacimiento de Don Bosco. Desde el primer cardenal salesiano, Don Cagliero, en la Patagonia, el numero de purpurados salesianos ha ido siempre a más. Hoy ocupa el primer lugar entre los religiosos.

El papa lo ha repetido muchas veces, es este un servicio inestimable a la Iglesia y, al venir los nombrados de las más variadas naciones, ese servicio cuenta con un respaldo mucho mayor. Han pasado los tiempos en los que era Italia la cuna de la mayoría del colegio cardenalicio.

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