Opinión

San Benito

Sin lugar a dudas, después de la devoción a la Virgen, hay una tónica común que es la devoción universal a dos santos populares y muy socorridos en todas las partes del mundo todos los días del año. Nos referimos a san Antonio de Lisboa (nunca de Padua) y a san Benito de Nursia. Dos personas de la vida monástica a quienes se debe sin duda la construcción de Europa y, sobre todo, la creación y expansión de la vida religiosa en los cinco continentes.

Es muy difícil, e iba a decir que casi imposible, acudir a un pueblo donde no se veneren de una manera u otra a estos dos santos. Uno, benedictino, san Benito de Nursia, a quien se debe la creación de incontables monasterios y abadías entre las que encontramos varias en Ourense. Su “Ora et labora” se extendió y, sobre todo, practicó a lo largo del mundo entero. Basta echar una mirada a toda la geografía ourensana para comprobar que es una muestra de cuanto decimos. Y además aquí en muchos lugares se celebra en dos fechas: el 11 de julio y el 22 de marzo.

Es impresionante la devoción popular sobre todo en estas tierras. Penitencias, sacrificios y oraciones que, sin duda por intercesión del santo, consiguen las gracias anheladas

Las carreteras que conducen a estos incontables lugares benedictinos, desde horas bien tempranas se encuentran llenas de peregrinos haciendo penitencias que se acercan a pedir por sus necesidades, ya sea descalzos o incluso de rodillas. Es impresionante la devoción popular sobre todo en estas tierras. Penitencias, sacrificios y oraciones que, sin duda por intercesión del santo, consiguen las gracias anheladas.

En la geografía ourensana podríamos contar numerosos lugares: Allariz, Coba de Lobo, San Clodio, Marañao, Oseira y muchos más que todos tenemos en el recuerdo, en la memoria y sobre todo en la fe.

Y en esa devoción popular que tiñe a toda la provincia, figura igualmente el santo nacido en Alfama (Lisboa) que fue Fernando de Bulhôes (san Antonio mal llamado “de Padua”). Recuerdo con cariño a un cardenal que solía decir que no hay lugares ni capillas en el mundo ni fieles que tanto recuerden a san Antonio. Es el más socorrido, el más venerado y el mas honrado del santoral católico. Y con un detalle muy importante, que acaso a veces se olvida: fue una genial inteligencia que incluso dio aulas en París. San Francisco de Asís es el fundador, pero su doctrina la organizaron y le dieron contenido san Antonio y san Buenaventura. A veces se olvida la inteligencia del portugués, que ha tenido y tiene un valor único como recogen sus incontables escritos.

Por eso en este mes de julio, cuando son incontables los emigrantes que vuelven a sus lugares de origen, es muy normal que acudan a venerar a sus santos populares. Más aún, al igual que los miembros de la Familia Salesiana solemos llevar en la cartera una estampa de María Auxiliadora, es también frecuente que los devotos de san Antonio y san Benito hagan lo mismo con estos santos que tanta devoción concitan y en tantos lugares son venerados.

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