Opinión

Tiempo para pensar

Entramos en este Domingo de Ramos en la solemne Semana Santa. Antiguamente eran unos días de silencio, de recogimiento y oración. Un tiempo para acompañar a Cristo Dolorido y Quebrantado.

Una semana en la que Cristo instituye el sacerdocio, la Eucaristía y la Caridad que debiera ser el santo y seña para todos los bautizados. Hace unos años en un libro el jesuita Oleícola afirmaba que “El problema es que la gente no tiene tiempo para hacerse preguntas profundas” cuando en realidad personas de todas las edades tratan de dar respuesta a las incógnitas de sus vidas a todos los niveles. Y en otra página de su libro afirma:  “Bailar con la soledad (Sal Terrae), no la soledad mordiente de la autosuficiencia o de las cámaras de eco de las redes sociales, pero sí la del silencio, de la distancia y de la quietud. Sin tiempo para pensar este estilo de vida  nos ha robado los espacios para la reflexión. Creemos que podemos con todo, pero no es así”.

Para este tema varios son los autores que hablan del silencio: “La felicidad no es la ausencia de problemas; es la habilidad para tratar con ellos” (Steve Mar abolí). “La cabeza piensa, el corazón sabe”.(Rases Ovulara). “Pensar es fácil, actuar es difícil, y poner los pensamientos de uno mismo en acción es lo más difícil del mundo”.(Goethe) “La suerte es proporcional al sudor. Cuanto más sudas, más suerte tienes”(Rey Crac). “Lo que haces por ti mismo desaparecerá cuando no estés, pero lo que haces por los demás permanecerá como tu legado” (Kalu Ndukwe Kalu). “Piensa antes de hablar. Lee antes de pensar” (Ann Lebowitz).

Muy posiblemente todos los que estaban inmersos en medio de gritos y con palmas desconocían el vaticinio de las Escrituras sobre el Varón de dolores del que habla Isaías. Muchos unidos al ”jolgorio” de aquel momento pero ausentes en el resto de la semana.

Una semana que invita pensar y meditar en la gran injusticia de la   historia. Sobran por ello las palabras. Es por lo que son días para la reflexión y el recogimiento y el dolor.

Es el domingo de Ramos el día de las grandes contradicciones y así lo recoge la Liturgia del día. Frente a la alegría de los vítores y las palmas y el pueblo que se vuelca en aplausos en las callas de Jerusalén aparecen las lecturas de Isaías e incluso la pasión relatando lo más duro e incluso la venta por un puñado de monedas y la más vil traición de Judas  dispuesto a “vender” a su amigo por 30 monedas y más tarde su suicidio. Todo un drama con ingredientes de alta traición. Un día para el comienzo de una semana “Única” en la historia de la humanidad.    

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