Opinión

Todos responsables

Hay una frase que algunos repiten con frecuencia y que, cuando menos, indica una gran incultura. Si pretenden criticar a la Iglesia se acercan a cualquier clérigo o religioso y sin más le sueltan: “Ustedes, la Iglesia…”. A uno le respondí: “Perdone, ¿Vd. entonces qué es, musulmán, budista o qué…?” Muy buena la respuesta que el obispo de Ourense, monseñor Leonardo Lemos, transmite en su carta con motivo del Día de la Iglesia Diocesana que hoy se celebra. Dice el prelado: “No podemos seguir diciendo que la Iglesia es el obispo, los curas, los frailes y los monjes. Esa manera de concebir la Iglesia responde a un clericalismo de años pasados”.

Efectivamente, tan Iglesia es el papa como el último bautizado y a todos nos atañe la responsabilidad de la institución fundada por Cristo. Responsabilidad a todos los niveles. Porque tal vez se ha dado una imagen, sobre todo en los retablos de nuestras iglesias, de colocar en ellos casi exclusivamente a curas, monjes, frailes, papas y obispos. Craso error porque a santos, sin duda alguna, llegan de todas las profesiones y oficios como muy bien recuerda San Francisco de Sales en su “Introducción a la vida devota”. 

Precisamente el lema de esta Jornada para este año, “Somos una gran familia contigo”, resalta esta idea básica a la hora de comprender el mensaje cristiano. Esa comunidad, a la que pertenecemos, posee múltiples exigencias que sin la ayuda de todos sus miembros sería imposible llevarlas a cabo. De ahí que la Iglesia pretenda insistir en que es necesario despertar ese sentido de pertenencia activa a esa gran familia. Porque se trata de potenciar esa presencia viva que reclama apoyo, ayuda y colaboración de todos. Sigue siendo cierto que “si la Iglesia no es mejor es porque sus miembros no somos ejemplares”.

Por otra parte, la diócesis ourensana, con sus 736 parroquias, está pasando momentos nada fáciles en los que se necesita esa imperiosa colaboración. La despoblación rural de manera alarmante exige una respuesta colectiva. La escasez de vocaciones y la debida formación del reducido número de seminaristas está reclamando también la generosidad de familias y jóvenes en una misión común.

En ese esfuerzo común, la Iglesia de San Martín, cuya fiesta celebrábamos ayer, está implicada en un Sínodo diocesano que supone, y sobre todo supondrá, una respuesta a las exigencias que los tiempos actuales reclaman. Un cúmulo de problemas que requieren solución y que necesitan esa colaboración a todos los niveles, sin olvidar el económico, como se recuerda hoy en las colectas que en todas las parroquias se llevarán a cabo y que sin ellas sería muy difícil afrontar la serie de necesidades diocesanas.

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