Opinión

Una joya preciosa

Un defecto muy ourensano reside en valorar lo de fuera olvidando los inmensos tesoros humanos y artísticos que aquí tenemos. Y es una lástima porque posiblemente la mayor virtud que tenemos es el ser acogedores. La hospitalidad ourensana es única. Un valor éste que contrasta con aquel defecto que parece incorregible. 

El arte y la cultura ourensana en nada tiene que envidiar ni al resto de Galicia ni, si me apuran, a la inmensa lista de poblaciones españolas. Los numerosos claustros, por ejemplo, que poseemos en la Ribeia Sacra son inigualables y el comienzo del que iba a ser de la Catedral presagiaba lo mismo. Es majestuoso e incomparable el Pórtico de la Gloria, la mejor fachada románica del mundo tapada por la mejor fachada barroca del mundo. Cierto. Pero nuestro Pórtico del Paraíso es la entrada en una Catedral que impresiona a los visitantes y que conserva la policromía que el de Santiago perdió.

El pequeño museo guarda piezas únicas, desde el tesoro de San Rosendo, a los esmaltes de Limoges y otras obras de diversos estilos. Posee el primer templo ourensano tres conjuntos que reflejan el descendimiento de Cristo de la cruz (la Piedad): el de Corniellis que preside el retablo mayor; otra de Castro Canseco en la capilla del Santo Cristo y por último la del Maestro de Sobrado a la izquierda antes de entrar en la Capilla. De distinto valor pero las tres son obras valiosas.

Pero hoy, fiesta del Santo Cristo, quisiéramos fijarnos en su capilla barroca que guarda las rejas de Celma. Sin duda, al menos para mí, es una de las mejores muestras del barroco español junto con San Juan de Dios en Granada.

¡La Capilla del Santo Cristo! Es algo entrañable para el arte y sobre todo para la piedad de los ourensanos que la visitan y debieran admirar aún más. Todo su conjunto es único. Castro Canseco revistió el recinto y engrandeció su inmenso valor con un baldaquino que rodea la venerada imagen. Está allí parte de la sillería de Juan de Angés, pero también un San Mauro que, en medio de tanta grandeza, acaso pasa desapercibido para muchos, como la Dolorosa de la escuela castellana.

“Ten o Tellado de pedra pero bem o pudera ter de ouro si o Santo Cristo quixera”, dice la canción. Muy cierto. Esa imagen lo dice todo. Un Cristo muerto que habla con todas sus facciones e invita al recogimiento, la piedad y la oración. Muy posiblemente en ninguna parte de la diócesis podemos encontrar un recinto de características similares.

Valorar, cuidar y custodiar este inmenso tesoro es un deber irrenunciable para cuantos somos y nos sentimos ourensanos. El tríptico recoge perfectamente el ser ourensano: A Ponte, As Burgas y la imagen del Glorioso Cristo que desde el siglo XIV veneramos entre nosotros. Una talla similar a la que se guarda en la Catedral de Burgos pero en una capilla que nada tiene que ver con la nuestra.

Hoy celebramos su fiesta que, aun cuando en la liturgia católica se celebra en todo el mundo el 14 de septiembre, aquí, por tradición, sigue celebrándose en este día al igual que en Granada. Aquí con los Mayos y en la ciudad andaluza con la fiesta de las Cruces y una solemnidad similar también en las calles.

Cometería un gravísimo fallo en estas líneas sobre la Catedral de San Martín olvidando otra pieza románica también extraordinaria. Me refiero al Cristo de la Capilla de los Desamparados. Es una pieza única en el románico español. 

Recuerdo cuando estuvo expuesto hace años unos meses en la Fundación Gulbenkiam de Lisboa. Aproveché para presumir una vez más de ourensano cuando eran muchísimos los que se acercaban a ver y admirar y elogiar esta hermosa talla.

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