Opinión

ESTE MUNDO TRISTE

Pedro Calderón de la Barca, el dramaturgo español, escribió: 'Este mundo triste/ al que está vestido viste/ y al desnudo lo desnuda'. Y comienzo así estas líneas, habida cuenta que ayer domingo, día 24, se conmemoraba el día dedicado a las personas sin hogar promovido por Cáritas y Rais (Red de apoyo a la integración sociolaboral).


Son muchas las festividades a lo largo del año, pero ser pobre, extremadamente pobre, no es ningún desdoro sino la desdicha de quien padece miseria. Siempre hubo pobres, los hay y los habrá. No tener hogar es equivalente a no tener domicilio, no tener lecho, cama ni colchón supliéndolo con unos cartones como aislante del suelo para aliviar el frío del duro invierno. Quien estas líneas escribe, entre sus muchos defectos tiene el de madrugar, y así los veo en los soportales, en algunos recintos de los cajeros automáticos de algunas oficinas de algunas cajas de ahorros, etcétera.


Indigencia, mendicidad, son sus tarjetas de presentación. En nuestra infancia se nos dijo que el significado de la palabra humanidad era sensibilidad, compasión de las desgracias de nuestros semejantes. Pero no queremos admitir considerarlos como nuestros semejantes. ¿Semejantes en la pobreza? Semejantes como seres humanos? Nos encontramos con antagonismos como que mientras unos tienen cobijo donde guarecerse, otros disponen de palacios, pazos y variedad de pisos completamente vacíos.


Sobre el particular, como una de las rarísimas excepciones, tenemos a esa clase de religiosos que al hacer voto de pobreza se desapropian de todo lo que poseen. Unos mucho; otros nada. Uno de los cinco sentidos es el oído. Oído que no prestamos a la caridad, aun cuando en la religión cristiana es una de las virtudes teologales: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Estamos en un mundo deshumanizado, de guerras, de criminales, de egoístas. De esos exdirectores de cajas de ahorros que percibieron indemnizaciones por cese de muchos, muchos, muchos millones. Pero, a pesar de tanta calamidad mundana, no olvidemos que el hombre más grandes de la historia ¡fue el más pobre!

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