Opinión

Sir Paul

El 2 de junio de 2016 volví a asistir a una nueva demostración de profesionalidad de la leyenda del pop. Sea Barcelona, Madrid o Philadelphia… tres horas de concierto con una setlist que supera los cuarenta temas, y noventa minutos de prueba de sonido que es otro concierto más dos horas antes del show. Una sound-check en la que McCartney toca varios instrumentos y no afloja esa voz que cumplirá en días setenta y cuatro primaveras.

Pino Sagliocco lo trajo de nuevo a España. Después de dos noches en el Sant Jordi en marzo de 2003 y del concierto en La Peineta en mayo de 2004. La misma banda en el Calderón este año. Lleno total. Sinceramente, el paso del tiempo sí se ha dejado ver en los músicos que lo acompañan, pero Sir Paul sigue con la fuerza y la contundencia de un directo mítico al conseguir un karaoke continuado de la colección de hits en que consiste su espectáculo.

El chico de Forthlin Road sigue encantando. Nostalgia potente, canciones más vivas que nunca, acordes que provocan un impacto emocional automático. Desde el inicio con “A Hard Day´s Night” hasta el lógico “The End” final con la que los Fab Four cerraron “Abbey Road” antes de que sonara “Her Majesty”, esa maravilla de 23 segundos. Su repertorio forma parte de la Historia de la música, la banda sonora de varias generaciones. Un tributo a su carrera en solitario, a sus éxitos con Wings y, por supuesto, a la mejor banda de pop de todos los tiempos.
Dedicando canciones a Linda Eastman (brutal interpretación de “Maybe I’m Amazed”), a Nancy Shevell (“My Valentine), George Harrison (“Something” tocando el ukelele), John Lennon (“Here Today”)… me quedo con “In spite of all the danger” (la primera canción grabada por The Quarrymen) y “It´s so easy” de The Crickets de su admirado Buddy Holly, interpretada en ese “mini-concierto” que fue la prueba de sonido. Momentos para poner en valor su papel de innovador en el mundo musical como “For the Benefit of Mr. Kite” en plena psicodelia o la música electrónica que anticipaba su “Temporary Secretary” de su álbum “McCartney II” de 1980. Paul sólo con su guitarra interpretando “Blackbird”. Inolvidable. Puro McCartney.

El 7 de julio del año pasado, en el Telenor Arena de Oslo, tuve la oportunidad de hablar con él sobre varios temas, incluido el proyecto fallido de John Lennon en los sesenta de organizar, conjuntamente con Salvador Dalí una peregrinación mundial de la juventud a Santiago de Compostela. Volvía a descubrir a un McCartney tan grande como sencillo, tan mito como persona, tan seductor como grandísimo compositor. En un backstage donde puedes comprobar su descomunal magnetismo, el respeto ganado a pulso durante décadas por quienes siguen refiriéndose a él como “Sir Paul”. Un auténtico caballero. De la música y de la vida. Un icono mundial. ¡Gracias eternas “MacCa”!

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