Opinión

LADRONES Y OTROS CHORIZOS S.A.

Era julio y el vigilante de seguridad harto de su jefe decidió tomar la justicia por su mano allá donde más dolía a su empresa, en la caja. Entonces, 1989, aún eran pesetas; en el furgón de la Compañía Candy, en bolsas precintadas, a su vez metidas en otras sacas, acababan de entrar 298 millones del Banco Hispano Americano; custodiaban otros 43 millones, que eran los dispuestos para pagar la nómina de los empleados de una empresa de limpieza que trabajaba para Iberia. Dionisio sudaba frío pero lo tenía decidido, “en el próximo reparto me llevo el furgón”, así fue. Un fingido repentino ataque de ciática le impidió salir, fueron sus compañeros quienes lo hicieron; él contó hasta 20 y se sentó al volante del blindado, era la primera vez, pero para este antiguo segurata no había vuelta atrás.

A la fuga por un Madrid ochentero llegó hasta su coche, un Audi 80 de la época, allí efectuó el traslado; no se atrevió con la pasta destinada a las nóminas, era fin de semana y no quería perjudicar a nadie. El Dioni fue el caco más popular de la época en una jugada de latrocinio por la que le condenaron a tres años de cárcel; antes se había fugado a Brasil y hasta que lo detuvieron vivió como un marajá; de la pasta que falta del botín, nunca más se supo.

Dionisio sudaba frío pero lo tenía decidido, “en el próximo reparto me llevo el furgón”, así fue. Un repentino ataque de ciática le impidió salir al reparto.

Ladrones en este país ha habido muchos, pero nunca con sonados golpes mediáticos de la dimensión del del tren de Glasgow; aquí lo más mediático después del Dioni fue lo de “El Solitario”, Jaime Jiménez Arbe, que se aficionó a dar palos a los bancos con barba y peluca, también mató a tres personas, dos guardias civiles. A la Guardia Civil, perdón a sus huérfanos, les llegó a robar Luis Roldán, PSOE, director general de la misma, aquello fue una parte del golpe; la jugada ayudó a perder crédito y las elecciones del 96.

Lo de Caja Madrid, Bankia, Blesa y Rodrigo Rato, los 86 consejeros -PP, PSOE, IU; CCOO, UGT y sus tarjetas adscritas a la lista de “quebrantos”, son finuras latrocinias, lo más parecido a ver jugar a Messi cuando está de quiero. El montante, en una década, dicen, es de 15 millones de euros. Una insignificancia, más después del golpe del rescate bancario, y ese lo pagamos entre todos.

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