Opinión

PISA, qué pisa

Y si lo de PISA fuera cierto y realmente estuviéramos en el camino correcto, avanzando? Progresa adecuadamente, rezaban los boletines escolares. No sería casi mejor decir que a pesar de todo avanza.

Porque nada más ver los resultados del informe es inevitable echar la mirada atrás, repensar el pasado, cuando el bueno del ministro José Ignacio Wert y su esposa, Monserrat Gomendio, su subordinada entonces en Educación y Cultura, lo pusieron todo patas arriba hasta atrincherar toda la cultura y educación que le quedaba al país, en su contra. Lo de la Cultura, después de la subida del 8% al 21%, no hay veneno que la mate.

No hace falta lectura de informes para mejorar -ciencia, comprensión lectora y matemáticas-, simplemente encender la tele en cualquiera de sus canales, escrutar las páginas -cultura- de los periódicos o rastrear las webs para ver qué tipo de contenidos resisten después de estos años de mejora sostenida después de la crisis del 2007.

La cultura está por los suelos, literalmente. Uno acaba de recoger como si fuera un cánido abandonado, toda una biblioteca de clásicos de la literatura española para evitar que fueran a la basura. En una casa con niños ya mayores y padres formados. Uno ha visto salones donde lo que impera es un gran televisor, paredes límpias y ni rastro de un mísero libro.

En estos años de intemperie se ha minado el sistema público de Educación, hasta dejarlo casi inservible, y lo que es peor, enfrentado y cabreado por sistema, en un mar de desconfianzas. De poco valen informes Pisa si los niños siguen cargados con mochilas imposibles, memorizando como loritos y hartos de un sistema en el que no creen ni los políticos al paso -siempre ávidos en dejar su huella- ni el profesorado, que aunque mejor pagado que los otros curritos, está quemado, y el alumnado desmotivado y apático. Y no hace falta mirar el informe, de verdad. tan sólo hace falta darse una vuelta por cualquier colegio.

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