Opinión

Y Olvido Hormigos, novelista

Fue Nastassja Kinski, en “Corazonada”, la película de Francis Ford Coppola, le dice a su amante antes de despedirse: “Para liberarte de una chica de circo sólo tienes que cerrar los ojos”. Y así fue.

La ex-concejala de los Yébenes, el pueblo más afamado del país, se pasa ahora -dicen- a la escritura, lo que en sí no debería ser una mala noticia, se asemeja a una nueva prueba del algodón, nada que no sepamos. Quien fuera señalada por sus habilidades extramatrimoniales y evacuarlas a la red, tras pasar por el ágora de la tele, y hacer carrera del tirón de la audiencia, promete ejercer el oficio más antiguo del mundo, el de contador de historias, que nadie piense mal, y nada mejor que regodearse en su propio ego, al más puro estilo de Eugenio D'Ors cuando decía aquello que todo lo que que no fuera autobiográfico sería plagio. Sobra decir en quién se inspira la moza, y dónde está el tirón editorial que presuponen para que los de RBA la incluyan en catálogo, ¿será por aquello de ser manchega como Bono? Seguro que hay claves que se nos escapan.

En el fondo, detrás de la declaración de la ex-concejala hay un vivo retrato de un país, una cartografía de lo que queda vivo después del naufragio cultural vivido, donde lejos de apoyar un sector clave y diferenciador -más allá de lo económico- se ha aferrado a su cuello y le ha aplicado un garrote vil a destiempo, por si acaso. “Cuando oigo la palabra cultura desenfundo la pistola”, que decía Göring, O el desdén intelectual de Millán-Astray, “Que muera la inteligencia”. Y se murió.

Cada día se cierran dos librerías en España. Lejos de ser causa de preocupación gubernamental, y lanzarse abiertamente en su defensa, aunque fuera del corte del Día de la Raza, el de 1936, el que envalentonó a Miguel de Unamuno, asemeja lo contrario, o quizás sea esto también un error de comunicación. De momento, mientras la cultura se repliega, Olvido Hormigos, espera ponerse tibia de nuevo. Casi mejor cerrar los ojos, como en “Corazonada”.

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