Opinión

De la devoción al papa al culto del papado

Al comienzo del tercer milenio de la era cristiana, la santidad de un papa puede aparecer a los ojos de muchos como un hecho que se da casi por descontado, especialmente después de que a los ojos de todos se haya consumado hace pocos años la dolorosa fase final de la existencia de Juan Pablo II y se hayan celebrado sus exequias en la presencia de los poderosos de todo el mundo, por no hablar del increíble número de cuantos se han acercado a venerar sus restos mortales en la basílica vaticana y de su próxima canonización. Comportamientos análogos se dieron en los pontificados de Pío XII y Juan XXIII, siendo el siglo XX muy meritorio en este sentido, al destacar todos los papas por su grandeza y santidad ante los desafíos de los tiempos contemporáneos.


El 3 de septiembre de 2000 se celebraba la beatificación del papa Juan XXIII en la plaza de San Pedro, en el año santo jubilar, juntamente con el papa Pío IX. El milagro aprobado para su beatificación fue la sanación milagrosa de una gastritis ulcerosa hemorrágica de la religiosa italiana sor Caterina Capitani en el año 1966. No obstante, el Beato Juan XXIII será canonizado el 27 de abril de 2014, junto al también Beato Juan Pablo II, a pesar de no existir un segundo milagro atribuido a su intercesión. La canonización de Juan XXIII será una canonización pro gratia, aprobada por el papa Francisco, ya que la fama de santidad de papa Roncalli es mundialmente conocida; muchos le conocen como el “Papa bueno”. Precisamente se ha recordado en el Año de la Fe, el 50º aniversario de su muerte, ya que falleció el 3 de junio de 1963.


El 20 de diciembre de 2012, ya en vísperas de su histórica renuncia, Benedicto XVI proclamaba la “heroicidad de las virtudes” de Pablo VI, cerrándose así el proceso canónico. Para la beatificación se necesitaba sólo el reconocimiento de un milagro. A mediados de febrero de 2014, la consulta de los peritos teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos ha aprobado por unanimidad un milagro atribuido a la intercesión de Pablo VI. El presunto milagro concierne a la curación de un niño aún no nacido, que tuvo lugar en los primeros años de los noventa en California. El niño nació sin problemas. Si todo discurre con normalidad, se puede fácilmente prever que en los próximos meses tendrá lugar la beatificación de Montini.


Por su parte, la beatificación de Juan Pablo II tuvo lugar en el Vaticano el 1 de mayo de 2011, domingo de la Divina Misericordia, segundo de Pascua, presidido por el papa Benedicto XVI. Los restos de Juan Pablo II se trasladaron desde las grutas vaticanas a la basílica de San Pedro, donde se colocó en un espacio cubierto por una sencilla lápida de mármol con la inscripción Beatus Ioannes Paulus II. El grito de ¡Santo subito! se hará finalmente realidad el domingo 27 de abril de 2014, en el que el Beato Juan Pablo II será canonizado en una misma ceremonia con el también Beato Juan XXIII, por el papa Francisco. El segundo milagro de Wojtyla tuvo lugar el 5 de julio de 2013. Se trata de la curación de Floribeth Mora, una mujer costarricense que sufría un aneurisma cerebral y que rezó al papa fallecido en la misma noche de su beatificación.


Junto a los papas contemporáneos como el Beato Pío IX y San Pío X, serán pronto elevados al honor de los altares Juan XXIII y Juan Pablo II, estando en buen camino los procesos de beatificación de los papas Pío XII y Pablo VI.

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