Opinión

Balaídos, Castrelos, el Puerto

Dentro de unos días llegará a Vigo Muse, en lo que puede ser el concierto del año en Galicia, no tanto por el número de espectadores que asistirán como por la trayectoria del grupo y su impacto mundial. Menos de 20.000 personas podrán verlos en directo, pero es lo que hay en Vigo: Balaídos no da para más. Los otros grandes conciertos del año en Galicia, aunque quizá un escalón por debajo, tuvieron Castrelos por escenario, donde pueden caber, con enormes estrecheces, unas 35.000 personas.

Fue el caso de Sting y Dani Martín, que llenaron de sobra el auditorio y habrían metido aún más público si hubiera espacio. En los tres casos son figuras que iniciaron su carrera en el pasado siglo. El líder de Muse, Mattt Bellamy, acaba de cumplir 44 castañas, y Dani Martín tampoco es un niño prometedor y está en los 45 aprovechando los buenos momentos de su pasado reciente, aunque uno y otro, es cierto, transmiten juventud. En cuanto a Sting, uno de los músicos más importantes todavía hoy por su larga e interesante carrera, es directamente un superviviente de los ochenta que a sus 72 años se mantiene con enorme dignidad sobre las tablas, viviendo de sus enormes éxitos con Police y en solitario, que le trascenderán con seguridad.

También en el puerto se han podido ver, entre otros, a C. Tangana, a Cimafunk y a Quevedo, exponentes de la tercera década del siglo XXI. ¿Pasará su música a la historia, como algunos piensan hoy, o será chatarra, como creen (creemos) otros? Y no por sus letras elementales -las de Beatles no eran mejores- ni siquiera por su estética, que pugna por el trono del mal gusto con el movimiento Glam de los setenta. Digamos a modo de resumen que no son Sting, ni Muse, tampoco Dani Martín. La máxima representante, Rosalía, no llegó por estos pagos, donde habría arrasado con su fórmula: una cantante maravillosa empeñada con todo éxito en extraviar su enorme talento, cuando podría ser Dua Lupa en chándal.

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