Opinión

El apretón (de manos)

Mucho se ha hablado estos días acerca del “incidente social”, por definirlo de alguna manera, protagonizado por nuestros líderes políticos Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, con ocasión del reciente encuentro que mantuvieron ambos a propósito de las negociaciones de cara a la investidura del nuevo presidente. Nos estamos refiriendo a la “supuesta” negativa de saludo o apretón de manos por parte del dirigente popular al socialista cuando éste le tendía la mano. En ese momento, el presidente del Gobierno en funciones optó por abotonarse la chaqueta.

La escena, tal como se vivió y visualizó, tiende a interpretaciones subjetivas, puesto que ambos políticos estaban sentados (al menos lo estaba el popular) y, suponemos que a instancias de los fotógrafos, se levantaron para “la foto” y fue cuando Sánchez tendió la mano y Rajoy procedía a abrocharse la americana. Que cada cual entresaque sus conclusiones.

En cualquier caso, hasta ahora nunca entre ambos líderes políticos se había producido tal “desencuentro social”. El saludo o apretón de manos jamás había sido objeto de desaire. Es una norma de cortesía social vigente y que no se niega a nadie. Ahora bien, está claro que la foto de esta entrevista estaba predestinada a plasmar un desencuentro entre ambos protagonistas, habida cuenta de la tensión previa que existía; por ello, en este caso, más que el contenido de esa reunión, los medios buscaban el mensaje de la propia plasmación gráfica. Y se consiguió.

Claro que a medida que pasan los días, el impacto social se disipa y se convierte en una anécdota más. De la misma manera que se plasmó la foto en que se vieron con anterioridad a esta ocasión, en La Moncloa, y donde quedó constancia de que el apretón de manos era un rito social, pero que lo que impactó de aquella foto fue la expresión adusta del líder del PSOE en ese momento.

La etiqueta social cuando hace referencia a la forma de saludar, determina que hay que hacerlo con un apretón de manos firme, mirando a los ojos de la otra persona y esbozando una sonrisa. Ahora que cada cual juzgue cada situación. En el caso del pasado encuentro, la expresión del secretario general del PSOE era menos dura que en la anterior, aunque no pudo materializar el cruce de manos.

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