Opinión

El real decreto

Qué jaleo se ha organizado con la interpretación de un real decreto. Y eso que los responsables de la Comunidad Autónoma de Madrid ya sospechaban que algo iba a suceder, a raíz del anuncio de la presencia del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, en los actos del Dos de Mayo celebrados en la Real Casa de Correos.

Una vez más, el protocolo vuelve a estar de actualidad por que sobre el Real Decreto 2099/83 de 4 de agosto, Ordenamiento General de Precedencias en el Estado, nuevamente, los expertos en este tema estamos cansados de reivindicar la necesidad de actualizar dicha disposición, que se remonta a la época del entonces presidente del Gobierno, Felipe González Marquez. Han pasado cuarenta años, que se dice pronto.

Y por ese motivo, cada vez que se produce una interpretación del susodicho Real Decreto, enseguida todo el mundo se acuerda de aludir al mismo y leer taxativamente el texto que, obviamente, está un tanto obsoleto. Y ¿por qué ocurre esto?, pues sencillamente, porque el título II, artículo 10, que reza “actos en la villa de Madrid, en su condición de capital del Estado y sede de las instituciones generales”, se contemplan unas precedencias donde cada cual se organiza a su criterio, según sea el acto.

Y aquí está el meollo: “Artículo 3.- A los efectos del presente Ordenamiento, los actos oficiales se clasifican en: Actos de carácter general, que son todos aquellos que se organicen por la Corona, Gobierno o la Administración del Estado, Comunidades Autonómas o Corporaciones Locales, con ocasión de conmemoraciones o acontecimientos nacionales, de las autonomías, provinciales o locales”.

Quiere decir que la presidenta de la Comunidad de Madrid estaba en su pleno derecho para organizar el acto y contar con la presencia que procediera, cuando, además, por parte del Gobierno, se había anunciado la asistencia de la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien, según el Real Decreto 2/2020, de 12 de enero, tiene mayor prelación que el ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.

No hay más discusión.

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