Opinión

El huevo por el fuero municipal

Suele decirse que es la gota que colmó el vaso. Pero tras lo sucedido en el pasado pleno de Concello, ha sido el huevo el que colmó una legislatura edilicia. Acudiendo a nuestro rico refranero “no es por el huevo, sino por el fuero”. O lo que es lo mismo, a veces se dilata una discusión o un pleito, no ya por mor de los beneficios que se puedan generar, sino por el propósito de poseer la razón.


La actual corporación municipal tenía la oportunidad de sellar su ciclo con una sesión que por lo menos fuera “ordinaria”, que en realidad es como se convoca. Pero el significado de esta expresión no se interpretó correctamente. Porque en lugar de haber sido “ordinaria” en el sentido estricto de regular o frecuente, como así se consideran los plenos mensuales, nuevamente, se aproximó más a la acepción de vulgar.


El incidente del “huevazo” al edil de DO sólo ha sido la escenificación del ambiente de crispación que genera la política. Y aunque en el interior de la casa consistorial no se produjeron agresiones físicas, sí las hubo, como otras veces, verbales.
Porque en este pleno, de momento además en suspense cual si fuese una serie por episodios, se vertieron expresiones como “yihadistas” o “ignorante” o “dementes”. En realidad, con la sarta de insultos vertidos durante estos cuatro años de gestión municipal, podría hacerse un “Manual de agresiones verbales” de uso “no recomendado” en sesiones parlamentarias, y que en este caso concreto se refieren a las edilicias.


Le hemos comentado ya en otras ocasiones. Un debate político tiene que caracterizarse por la riqueza oral de sus protagonistas, la contundencia de sus mensajes y, sobre todo, una exhibición de educación y compostura. No deben olvidar nuestros representantes públicos que estos foros, debido a la proyección mediática, a la postre se convierten en un escaparate al que se asoman sus convecinos, cuyos votos les permiten ocupar esos escaños.


Por eso, y como un pleno no es la pista de un circo, deben actuar con ejemplaridad. Imagínense qué ejemplo está dando a nuestros niños y jóvenes que contemplan a través de los medios estos espectáculos nada apropiados.

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