Opinión

Milei y Pedro

Milei versus Pedro. Vaya tinglado que se montó a raíz de la presencia del presidente de Argentina en el acto celebrado en Madrid con dirigentes de Vox y donde se refirió a la mujer del presidente de España como “corrupta”, aunque no identificó a Sánchez o a su esposa por su nombre. La alusión de Milei hizo referencia al periodo de reflexión que se tomó el presidente del Gobierno para decidir si dimitía por los ataques a su esposa, lo que permitió identificar a la pareja.

Como decimos, nadie pensaba que la presencia del presidente argentino, desprovista de protocolos, pues ni siquiera fue recibido por su homónimo español ni tampoco por el rey Felipe, iba a causar tanto revuelo. Nadie sospechaba que su intervención iba a causar tanto revuelo. Y todo por la verborrea prosaica que esgrimió Javier Gerardo Milei. Más que en su libro “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”, en el que describe que “Cuando la realidad no encaja en un modelo (económico, para el caso), lo más sensato debiera ser revisar dicho sistema y tratar de detectar sus errores”.

Este mismo texto asevera que “El problema de Occidente es que no solo debemos enfrentarnos a quienes, a pesar de una evidencia empírica abrumadora, siguen bregando por el socialismo empobrecedor, sino también a líderes, pensadores y académicos que, amparados en un marco teórico equivocado, socavan los fundamentos del sistema que nos ha dado la mayor expansión de riqueza y prosperidad”. Pues parece que dicho libro, le ha permitido a Milei -economista como Pedro Sánchez, suponemos que su tesis doctoral esté completada- elucubrar que “Las élites globales no se dan cuenta de lo destructivo que puede llegar a ser implementar las ideas del socialismo”.

Contrasta con el libro del que es autor -o coautor- Pedro Sánchez, “La nueva diplomacia económica española”. En el mismo se escribe que “Las relaciones económicas entre Estados y entre éstos y otros actores públicos y privados, constituyen hoy buena parte de los objetivos de la política exterior de los gobiernos. Surge así la diplomacia económica como la defensa de los intereses económicos del Estado en el exterior”, y continúa: “¿Qué intereses económicos tiene el Estado en un sistema global e interdependiente? ¿Podemos considerar al Estado como único agente de la diplomacia económica?”.

Hay que ver cómo contrastan ambos economistas hablando sobre “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”, el argentino, y “La nueva diplomacia económica española”, el español. Pero lo que pasa es que de economía no han contrastado, sino más que nada de falta de decoro. Por parte del presidente de Argentina y, del Gobierno español, por el ministro Óscar Puente, quien cometió el “error”, según sus propias palabras posteriores de disculpa, de afirmar que Milei había ingerido “sustancias” antes de un discurso.

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