Opinión

La prenda adecuada

El alcalde de Vitoria, Javier Maroto, ha establecido la prohibición de bañarse en las piscinas públicas vestido, y en ropa interior, deportiva o con velo, y advierte que si a alguien no le gustan las normas, que no acuda a dichas instalaciones.

El mismo rector municipal vasco alude a razones de higiene el impedir que los bañistas se metan en el agua con una prenda que no sea la apropiada. Y ya no vamos a entrar en detalle sobre si esta decisión perjudica o no a otras personas que, en razón de su religión, acuden a estos recintos a refrescarse y lo hacen con velo.

La cuestión no es sólo estrictamente higiénica. Hay también argumentos de urbanidad, pues cando se acude a este tipo de instalaciones públicas, lo normal es que se utilicen las prendas adecuadas, como ya comentamos en otra ocasión. Estas prendas no son otras que los bañadores de toda la vida. Y así, no es admisible que, por ejemplo, algunos jóvenes, siguiendo esa moda, lleven debajo del bañador un calzoncillo, lo que tampoco está obviamente permitido, por mucha moda que sea. Y es que ya lo decía el padre Feijoo: “Toda moda es una forma de dictadura”.

El usuario de estas dependencias de uso público tiene que comprender que está sometido al cumplimiento de unas normas básicas, que por lo general suelen estar expuestas en el mismo lugar. Reglas, por otra parte, que las personas educadas no precisan releer, porque ya saben cómo hay que comportarse en estos espacios que se comparten con otras personas.

Lo del primer edil de Vitoria es un caso a seguir y que se repetirá en otras ciudades. Pero mal anda la sociedad si cada dos por tres quienes nos administran los bienes de uso público se ven en la obligación de recordarnos las reglas y las normas que cualquier vecino debiera conocer.

Y eso se aplica lo mismo a nuestras piscinas. Decoro en el uso de la ropa apropiada y urbanidad en el comportamiento durante la estancia en las mimas.

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