Opinión

Regalar no es delito

Hace unos días se conocía el auto del Tribunal Supremo relacionado con la causa abierta por la jueza Pilar de Lara -instruye el caso Cóndor a través del juzgado de Instrucción nº1 de Lugo- y por el que ni el eurodiputado socialista José Blanco ni los senadores del PP José Manuel Barreiro y Juan Antonio de las Heras cometieron delito de cohecho al recibir sendos obsequios navideños (botellas de vino) remitidos por el presidente de Monbus. 

Para el Supremo “se trata de regalos navideños que responden a actos de cortesía y no comprometieron la imparcialidad de los aforados en el ejercicio de las funciones públicas” y añade que “no está probado que la finalidad del regalo fuera para obtener la complacencia de la autoridad para favorecer los intereses del empresario”. 

Sobre este tema de los regalos considerados “de cortesía” ya hemos hablado en otra ocasión. Se trata de un gesto social que está ahora mismo tipificado y reglamentado cuando sus destinatarios son representantes públicos. Está la vigente Ley de Transparencia del Gobierno, que dice que “no aceptarán para sí regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía, ni favores o servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones”. Esta misma regulación ha sido asumida incluso por la Casa Real y en los mismos términos. Y también el Código Ético de la Diputación contempla que los cargos electos y el personal al servicio de la Administración provincial “no admitirán ningún regalo o servicio que sea entregado por razón de su cargo, excepto los de carácter protocolario institucional”.

El único dilema que se plantea es definir el término regalos que “superen los usos habituales, sociales o de cortesía”, dado que el mismo no aparece cuantificado económicamente. Una botella de vino puede valer 20 euros como también costar otras cantidades astronómicas. Depende de la naturaleza del regalo.

Así las cosas, por el momento, se deja al azar de la buena voluntad de cada cual. Tanto del que regala como del que recibe. Bueno, de la voluntad y de la conciencia.

Te puede interesar