Opinión

Respetar la normativa

Nuevamente, con ocasión de la constitución de las nuevas corporaciones municipales se han vuelto a reproducir las escenas que hemos vivido antes. Nos estamos refiriendo al ceremonial en la toma de posesión de los nuevos munícipes, quienes tienen que proceder a la lectura de la fórmula legalmente establecida en el RD 707/1979, de 5 de abril.

Textualmente, dicha disposición reza: “En el acto de toma de posesión de cargos o funciones públicas en la Administración, quien haya de dar posesión formulará al designado la siguiente pregunta: Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo... con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución, como norma fundamental del Estado?”. Esta pregunta será contestada por quien haya de tomar posesión con una simple afirmativa. La fórmula anterior podrá ser sustituida por el juramento o promesa prestado personalmente por quien va a tomar posesión, de cumplir fielmente las obligaciones del cargo con lealtad al Rey y de guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado.

Pues bien, ha habido para todos los gustos y estilos. Y no entramos en la añadidura, bastante prodigada, de anteponer “por imperativo legal”, dado que en sendas sentencias del Tribunal Constitucional de 1990 y 1991, se acepta esta utilización. Nos referimos a otras expresiones como “juro ante Dios y prometo ante los hombres”; “de las buenas y generosas y defender los intereses de A Coruña y de los gallegos”; “defender los intereses del Ayuntamiento de Lugo y del pueblo gallego”; “sin renunciar a mis principios republicanos”… por poner algunos ejemplos.

Otra muestra la extraemos de la sesión constituyente de la última corporación y en la que una concejal del BNG incluyó la frase “y en memoria de Rosalía, Castelao y Bóveda” y lo hizo además aportando un ejemplar de “Sempre en Galiza”, del segundo autor aludido.

Con permiso de fray Luis de León, como decíamos ayer (en otra ocasión) el ceremonial de protocolo está para respetarlo, y todavía más si está regulado por norma o disposición oficial, como es la fórmula de juramento o promesa. Respetar esas tradiciones y asumir esas normas forma parte de las obligaciones de quienes nos representan en los distintos estamentos de la vida pública, dado que ellos mismos se convierten en garantes del cumplimiento de la ley.

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