Como ya me han dicho dos amigos que se apuntan, sigo con la fundación del MFB. Si el primer mandamiento del Movimiento nos habla de ser eficaces en la toma de decisiones, el segundo nos facilita una herramienta de trabajo para hacernos la vida más fácil basada en una premisa: si no es que sí, es que no. Me explico. No es que los binaristas queramos ser radicales ni simplistas.
La duda nos caracteriza como seres humanos. La duda es buena como metodología de análisis. El que no duda no aprende, el que no se cuestiona no sabe, pero andar en exceso a vueltas con las cosas no es sano. Ya se que entre el blanco y el negro está el gris y todo eso pero cuando uno tiene demasiadas opciones, decidir se complica. Un amigo mío, programador de ordenadores él, me dio la clave de esta premisa. Me dijo que los circuitos electrónicos solo contemplan la posibilidad de que haya presencia o ausencia de corriente en un componente. No hay término medio. O da calambre o no lo da.
Luego ya veremos si da mucho o poco, pero si no da no da. Luego me explicó, y coincidí con él, que el éxito de un programa de ordenador consiste en su capacidad para reducir los problemas a un si o un no lo antes posible. ¿Da calambre o no? Y punto. Yo, en mi afán por simplificarme la vida, lo vi clarísimo. "Esto me lo aplico yo a mi vida a base de reducirlo todo a si o no", pensé. "A partir de ahora o las cosas me dan calambre o no me dan y punto", me dije. Pero los ordenadores no dudan, no pueden. Nosotros sí. Además, anda que no hay síes y noes al cabo del día. ¿Hago esto o no lo hago? ¿Me como el pastel o no me lo como? ¿Me bebo el vino o lo dejo? A no ser que se lo mandemos nosotros, un ordenador nunca diría “venga, la última copa y ya no más”. Lo habríamos programado para hacer lo correcto y directamente no nos serviría más vino si estamos ebrios. Ya le haríamos la trampa de alguna manera después, somos humanos y españoles, pero el ordenador haría lo correcto porque antes, para programarle, nos hemos tomado el tiempo de analizar una por una todas las circunstancias a las que ese software se puede enfrentar y hemos discernido lo que consideramos que es la mejor opción para aplicarla en cada uno de esos supuestos. Hoy en día, si lo hemos hecho bien, el ordenador podría incluso tener en cuenta estados de ánimo, emociones y olor de pies para calcular su solución. Lo que queramos, pero pensado de antemano. Soluciones previstas ante hechos potenciales es lo que se esconde en el alma de la informática y también de nuestra filosofía binaria.
Veamos cómo resolvería un binarista cualquier situación basándose en nuestra premisa: Primero. Plantearía el problema e intentaría reducirlo al sí o no. Para lograrlo analizaría los posibles resultados. ¿Si me tomo la copa qué pasa? ¿Qué hago con el coche? ¿Y con mi cuerpo? ¿Y mañana? ¿Acepto el resultado? ¿Hay corriente? Pues si es que sí te bebes la copa. ¿No hay chispa? Pues a la cama. Pero no te tomes nada sin haberte hecho las preguntas adecuadas y sin tener una solución que te satisfaga para cada uno de los supuestos. Aceptando de antemano los posibles resultados, eso sí. Y oye, si es verdad que te da calambre, adelante con todo, tan feliz. Y si no pues también tan feliz. El objetivo del binarista es salir razonadamente feliz en ambos casos. Convendrán conmigo que no hay mayor alivio que tener los asuntos resueltos. Una solución, sea ésta para bien o para mal, es un bálsamo para la mente, incluso si no hay que aplicarla. ¿Si sigues este consejo no te vas a equivocar? Hombre, si lo piensas cuando ya estás borracho pues casi seguro que sí, pero si lo haces antes de beber, casi seguro que no. Y puesto que hagas lo que hagas vas a tener que apechugar con las consecuencias de tus actos, siempre te vendrá bien saber a qué vas a tener que atenerte. Soluciones previstas son palabras mágicas. En la informática y en la vida. Así es como vemos las cosas los binaristas. ¿Como computadoras? No. Como cuando las programamos. Aúpa el razonamiento binario.
El tercero: Desea para ti lo mismo que para tu ordenador.
