Opinión

Fuera de la normalidad, de nuevo

   Están ocurriendo cosas inverosímiles, que copan la atención de los
medios y que de nuevo nos alejan de la normalidad, de la realidad,
diría yo. Una Cumbre Iberoamericana convertida en lo que todos hemos
visto, por mencionar la última gran anormalidad. Al presidente Chávez
se le ocurre calificar de fascista al ex presidente Aznar y nuestros
jefes de Estado y Gobierno se lanzan en su defensa. Después el
venezolano amplía la faena y sugiere si el Rey estuvo complicado, con
el Gobierno Aznar, en el golpe de Estado contra Chávez de abril de
2002, que es lo peor de todo lo sucedido. Mucho peor es también la
reacción cupular del PP, que le paga el gran favor a Zapatero
volviendo a descalificarlo, incluso después de que el ex presidente
Aznar le hubiera llamado para agradecerle su acción. Si me apuran,
esto último es lo más inverosímil de esta inigualable historia
chilena, eso de que Rajoy, Acebes y algún etcétera sean más
aznaristas que Aznar en el permanente trato vejatorio al actual
presidente.

   Algunos periódicos han recordado los ataques de Aznar a Zapatero
en cuanto que pillaba un micrófono o dictaba una conferencia, incluso
en el extranjero. Es verdad, ya lo sabemos, pero no lo ha hecho en
este caso. Y creo que tampoco ha exigido al Gobierno español que
llame a consultas al embajador en Caracas u otras barbaridades, como
se ha hecho desde la cúpula popular, en coherencia con su
estrambótica tradición. Se supone que el Rey y el presidente, en su
reunión de este lunes, habrán hablado de lo contrario: de la
necesidad de enfriar el tema y preservar las buenas relaciones con
Venezuela y los intereses de las empresas españolas, que es lo
responsable y lo inteligente.

   En todo caso, es fantástico esto de ver a Zapatero convertido en
paladín de Aznar, dejando de lado tantos insultos y descalificaciones
sufridos por aquél, procedentes de cupulares y no cupulares, hasta
del propio Aznar, incluidos los que le calificaban como cómplice de
ETA, protector de los terroristas o implicado en el 11-M, entre otras
lindezas parecidas, todas ellas más graves que llamar a alguien
fascista.

Te puede interesar