Opinión

No insulten, por favor

Siempre me ha sorprendido que personas responsables e inteligentes pierdan los papeles, como los pierden los políticos, durante las campañas electorales. Nunca he entendido que los políticos crean que tienen bula para decir lo que les viene en gana por el simple hecho de estar en un mitin con los suyos. No digo que no estén en su derecho de atacar al contrario, pero para eso no hace falta insultar, ridiculizar, o faltar el respeto a los contrincantes. Y sin embargo todos lo hacen, siempre al grito de ’el otro empezó primero’. La verdad es que esta campaña electoral está resultando demasiado larga y cansada también para los ciudadanos. Ya sé que oficialmente la campaña empezó hace unos días, pero la realidad es que los ciudadanos llevamos meses asistiendo a ese fuego cruzado entre socialistas y populares. Y miren, todo hay que decirlo, personalmente como ciudadana prefiero el estilo ZP; uno puede no estar de acuerdo con muchas de las cosas que hace o dice el presidente, pero nadie le puede negar que jamás ha insultado a sus oponentes, que no necesita ese arma para defender sus argumentos, y sinceramente creo que ése es un valor importante en política, y que es una muestra de respeto a los ciudadanos. La verdad es que esta campaña electoral está resultando demasiado larga y cansada también para los ciudadanos Intuyo que estos últimos días de campaña los políticos no se van a morder la lengua y aún vamos a escuchar un montón de improperios de unos contra otros, porque ya digo que esto de insultar desgraciadamente es común a todos los partidos. No sé por qué son tantas las ocasiones en que los políticos en campaña sacan, no lo mejor de sí mismos, sino lo peor, pierden su condición de personas serias, cabales, consistentes, para decir en ocasiones, algunas tonterías, otras para insultar, la más de las veces para repetir un discurso dirigido no a proponer cómo arreglar los problemas del país, sino exclusivamente a señalar lo malos que son los oponentes y la catástrofe que se puede originar si ganan las elecciones. En fin, confieso que esta larga campaña me cansa, y que estoy deseando la llegada del 9 de marzo.



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