Opinión

EN PRIMERA, POR FAVOR

Amí me encanta viajar en 'primera' como a cualquier hijo de vecino. Es más cómodo, dispones de más espacio, no sientes el agobio de ir en una lata de sardinas. En realidad, a cualquiera le encanta ir en 'primera', la cuestión es si uno puede permitírselo o no. Bueno, pues resulta que en el Parlamento Europeo los europarlamentarios han rechazado una enmienda para viajar en 'turista'. Está claro que sus euroseñorías no son tontos y no se andan con chiquitas. Puestos a ahorrar mejor que ahorremos los contribuyentes. Ya puestos, tampoco se han bajado el sueldo y no están por aplicarse ninguna medida de austeridad.


Sólo tres eurodiputados españoles han votado a favor de ir en 'turista': Rosa Estarás del PP, Ramón Tremosa de Iniciativa por Cataluña y Oriol Junqueras de Esquerra, todos los demás, o sea socialistas y populares, han decidido que van mejor en primera. Como el escándalo es mayúsculo ha tenido que salir José Blanco a decir que le parece mal, y en el cuartel general del PP en Madrid tampoco están demasiado contentos con el escándalo. Y es que cuando se está atravesando una crisis económica tan grave como la que padecemos, cuando hay millones de familias en el paro, cuando nuestros dirigentes políticos, de todos los partidos, pero quien más los del PSOE y los del PP, predican austeridad y aseguran que vamos a tener que sacrificarnos unos cuantos años, lo que resulta intolerable es que ellos no prediquen con el ejemplo.


Cada cual puede viajar como le venga en gana mientras se lo pague de su bolsillo, pero los eurodiputados viajan en 'primera' echando mano del nuestro, lo cual es una vergüenza. Comprendo que si un ministro tiene que ir a América o al Extremo Oriente, y no digamos a Australia, viaje en primera clase. No se puede estar catorce horas en un avión, llegar y meterse en una reunión como si nada. De manera que está más que justificado que los miembros del Gobierno viajen en primera clase en vuelos transoceánicos. Pero una cosa son los vuelos transoceánicos para viajes en los que a veces no llegan a estar ni un día en su destino y por tanto necesitan estar en el mejor estado posible, y otra muy distinta que los europarlamentarios, que en fin no es que se maten a trabajar, tengan las criaturas que ir en primera clase a costa de nuestros impuestos. Luego se extrañan del desafecto de los ciudadanos. ¡Menuda cara dura!

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