Opinión

¡Animaliño!

Soy hombre,nada de lo humano me es ajeno", escribía publio terencio mu- chos años antes de Cristo. Yo, mucho más prosaico (y más grosero) suelo decir: "Homo sum, nada de lo que hacen los ricos me disgusta, ¡ay, si no me fuera ajeno!". mansiones, yates, amantes, restaurantes de tres cifras, hoteles de cinco estrellas, viajes en Business Class... ¿es que a lo nuestro se le puede llamar vida? ellos, los millonetis, se justifican como pueden: " Vamos a ver, ¿aca- so los pobres, cuando hacen el amor no dis- frutan?, ¿ah sí?, ¡entonces de qué carajo se quejan!". son o demo. Ya decía el arcipreste de Hita que al final todo se resume en "ha- ber ayuntamiento con hembra placentera"... ; claro que, según él, antes había que estar también bien comidos (y bien bebidos, digo yo, que una cosa tira de la otra), y siendo así, es complicado para que quienes tenemos que trabajar incluso cuando hay calima, podamos andar por ahí de gaudeamus, afanándonos como Dios manda en las artes del fornicio. Que lle queres!

aunque si yo fuese rico, se lo aseguro, lo primero que haría sería comprarme un avión. no para volarlo, que también (más que nada para darle pasadas en alta mar a los delfines, hacer cabriolas con las nubes, o perseguir el ocaso para verlo travestirse de colores), sino para desplazarme por la vida con absoluta y total normalidad -"anytime, anyplace, anywhere"-, sin tener que ponerme ansioso como un militante de al Quaeda cada vez que piso la terminal de un aeropuerto; ni ense- ñarle los tomates de los calcetines a esos pa- ta en el suelo resentidos del control de rayos X; ni aguantar impotente mientras me de- comisan la mondariz, aunque me vean metiéndole chupitos a lo que ellos presumen ni- trioglicerina; ni presenciar con qué asquito fingido tiran a la basura mi estuche marico- nísimo de pedicura y mi colonia eD, "erec- tiledysfunction"(compradosjustamenteel el Duty Free de la escala anterior)... "es por su seguridad", me explican. pero bueno, ¿es que acaso los terroristas aun no se han en- terado de que a bordo de los aviones hay ex- tintores con que abrirle la cabeza a cualquier tripulante y hachas para reventar puertas y ventanas en caso de accidente, que para eso están? ¡Cuánta comedia! no, si yo fuese rico, coincidiría con Botín, con Julio iglesias, con amancio Ortega, con

Antonio Banderas(¡ya sin la Melany, cachis!) o con los Rolling stones, en la salas de Hadling de aviación general: "¿Qué tal?, ¿qué hubo?", “¿cómo estáis?", "¡joder con pujol, y mira que se lo advertí, a ese lo trincan!", "mick Jagger, haz favor, échame aquí una firmita en estos cuantos Bin Laden para mis sobrinas", "Keith, haz tú lo propio con estos otros, y tú Ron, y tú Charlie, y tu tocayo, y tu "anto- niou", que así les llevo los autógrafos por separado y les hará mas ilusión". Y así. Y después hasta la puerta del mi Jet privado "amor en equilibrio en el baile de las emociones", es- tampado sobre el fuselaje en letras doradas (cómo no), en un transporte Vip con asientos de cuero, climatizador y vidrios ahumados y no en esas fulanas plataformas mal llama- das jardineras que más parecen apropiadas para el traslado de animales (muertos) que para las personas; y la tripulación esperán- dome uniformada a pie de la escalerilla; y el equipaje por arte de magia en las bodegas; y el catering a base de virutas de jamón de pata negra sobre una cuna de ostras con ca- viar Beluga y champán francés. O algo así. Y una azafata discente, sonriente (y moliente) y anonadada: "¿senegalés?", "no, gallego", "ah, ya, me lo parecía, galiza calidade"...¡Que sí, que vale, que muchos lobos, pero soñar no tiene empalizadas! ¡ni horario, ni fecha en el calendario!, como dice la canción.

Es el caso que un o que yo me sé,que vive y bebe, piloto privado, muy volador él, con más dinero y afición que arte para Vuelo instrumental, se compró un reactor y se propuso a recorrer el planeta (y de paso espantar pilotos, porque nadie se atrevía a acompañarle). eso no iba a disuadirle: su flamante avión, su joven mujer de segundas náuseas y, como todos los ricos que se precien, su caniche de diseño: un "conero" mimado y caprichoso con el que compartía sábanas y mantel, y a saber si deberes maritales. eran el hazmemirar por dondequieraqueiban:threefhasion(ytri- vagos) aletaendo sin parar de mesa en fiesta. el tal planeta, en realidad, quedó reducido a ibiza, Valencia, Barcelona y poco más, y eso siempre en días CaVOK (ese acrónimo en in- glés de "Ceiling and Visibility Okey", que usa- mos los aviadores para afirmar que tiempo está de puta madre y que de nada sirve para fardar en las discos, donde van todos puestos y malamente entienden lo de OK).

Héteme aquí que un buen día el buen hombre despega de ibiza,para aterrizar en unos cortos minutos en el Prat. pero el tiempo, ca- prichoso como el chucho, le juega una mala pasada en forma de cumulunimbus atrave- sado en la ruta en el que, a pesar de toda la instrumentación y toda la gaita, termina in- crustando la aeronave. "el vórtice de la tor- menta nos enganchó por la cola y nos subió tres kilómetros cabeza abajo -me contaría él mismo después con todo lujo de detalles- luego nos mantuvo girando en una barre- na de plato invertida un tiempo eterno. Los parabrisas comenzaron a resquebrajarse y el granizo era tan fuerte que no nos permitía ni siquiera escuchar las comunicaciones de la torre. el día se ensombreció a nuestro alrede- dor como en el gólgota y uno de los motores paróderepentealproducirseun"flameout"... Cuando la misma tormenta nos vomitó por un costado estuvimos varios minutos com- pletamente cegados por los rayos, sin saber a dónde íbamos, ni a que altura ni en qué con- figuración, si en vuelo recto y nivelado o en picado o invertidos. Un desastre. mi mujer en un puro chillido. Yo vomitando. el perro patas arriba mordiendo la tapicería y todo lo que pillaba..."

Al fín Dios, sin saber cómo ni cuando, los colocó en la aproximación (yo creo que iba a los mandos) y lograron aterrizar en el prat entre deo gratias, hematomas, llantos y tem- blores. Debió ser terrible... con todo, os con- fieso que solo pude darme una idea exacta de la tragedia que habían vivido allí dentro, cuando me confesó que aquel fiel amigo del hombre (y de la mujer), aquel caniche amado y consentido y más que de la familia, aquel que, dice el spot del verano, "jamás te abandonaría", nada mas entreabrir la puerta del avión salió disparado como alma que lleva Lucifer; zigzagueante por la plataforma del aeropuerto entre los iberias, Vuelings, air europas, cruzando como una centella bajo followmesyjardineras,volviendosololavista atrás de vez en cuando para testar la distan- cia de alejamiento que lo separaba de aquel monstruo volador y cerciorarse de perderlo de vista para siempre. De nada valieron los gritos y aspavientos de sus dueños, ni las ca- rreras de los vigilantes, ni las amenazas des- enfundadas de los picoletos, ni los esfuerzos de viajeros y personal de tierra. ¡nada! ¡nunca jamás lo encontraron! ¡Hasta el día de hoy! ¡animaliño! 

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