Opinión

La primera vez

Querido adolescente:

Banal o sublime, la “primera vez” nunca se olvida; suele combinar amor, placer, curiosidad, temor, ternura… ¡Cuánto daría por no haber vivido esa experiencia si supiese que antes de morir volvería a repetirla! 

El mayor de los tontos es el sabio que no sabe disfrutar de la vida. Entonces no sabíamos nada; lo más pornográfico que habíamos visto era el morreo del “the end” de las películas; la planificación, sobre todo la familiar, fulguraba por sus sombras; tal fue el subidón, tal la secuela que nos dejó la primera experiencia que de parvulitos pasamos a  progenitores. La meta de nuestros preceptores no era enseñarnos a fomentar unas relaciones sexuales armoniosas, era legislar sobre la moralidad del placer, era hacernos creer que manteniéndonos castos resultaríamos inocuos. Y no. A veces fuimos inicuos.

Me encontré tus apuntes en la parada del bus. Ni siquiera sé si eres mujer o eres hombre: 4° de la ESO: “La sexualidad en los adolescentes”. Aquí veo subrayadas tus angustias: clamidia, VIH, herpes genital, sífilis, hemorragia, rasgado del himen, preservativos, lubricantes, sexo oral, sexo anal, pene contra cérvix… ¡Tal parece una guía de tortura china!

Verás, good things take time: no se aprende a pilotar un caza de combate si antes no se ha practicado con una avioneta el vuelo recto y nivelado. La sexualidad forma parte de la persona: limitarse a la fisiología del “mete saca” supone olvidar los aspectos afectivos, emocionales, relacionales, incluso el pudor y la libertad de cada uno. Además el amor puede mantenerte virgen a pesar de haberlo consumado. Sí, compartir unos apuntes de matemáticas, soñar unidos bajo la misma luna, amanecer con vistas hacia la otra alma, despertar y desayunar juntos pueden ser “primeras veces” que van cohesionando la relación de pareja. 

“Novios” es demasiado formal, “prometidos” demasiado cursi, “amigos especiales” demasiado largo, “compañeros” demasiado fabril. Llamaos por vuestro nombre, con eso basta; id poco a poco desvistiéndoos de vuestra inopia, arropando vuestra ignorancia, ensayando otras posturas, practicando otras acrobacias. En la fiesta de los cuerpos existen menos maneras de hacer el amor de las que se dicen, pero más de las que se creen.

El amor se siente no se enseña. En el evanescente mundo en que vivimos tal parece que todo corriera siempre mucha prisa, pero amar no es ofrecerse en carne o himen al primero que aparezca. La magia de “la primera vez” empieza por estar en buena compañía.   

P.D.: En la parada del bus queda tu cuaderno. Espero que no lo hayas olvidado aposta. Perdóname la chapa. Un saludo.

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