Opinión

Mirando para Cuenca

La sociedad se encoje de hombros y mira para otro lado ante las flagrantes chapuzas de sus flamantes mandamases. Es normal. Es preferible mirar para otro lado que el que lo pongan a uno mirando para Cuenca. “Traten otros del gobierno/ del mundo y sus monarquías,/mientras gobiernan mis días/mantequillas y pan tierno”, escribía Góngora. Sabia táctica.  

¿Que dice el ministro Ábalos (un suponer) que esos arañazos que tiene en la cara se los hizo practicando windsurf en las cálidas aguas de Candanchú, o snowboard en los gélidos neveros de Jandía? Brother, yo sí te creo. Con tal de que no digas “el violador eres tú”, por mí como si te la cascas a dos manos. El gato es tuyo, allá tú con tu felina zoofilia. 

Que hay que decir portavozas, militantas, votantas, miembras o jóvenas; pues como si hay que decir aiga, almóndiga, amoto, retonda o mircromina. A mí que no me quiten la pensión y que cada quien rebuzne como le salga del congrio, o de la lamprea.

Yo fui emigrante. No de los JASP, que inmigraron ahí al ladito, a la garante UE; de los de allende el Atlántico, de los de una mano atrás y otra en la herramienta. Conocí la Venezuela que dejó el dictador Marcos Pérez Jiménez: la autopista de la Guaira, el Fuerte Tiuna, el Helicoide, Los Próceres; me afané en hacer fortuna con la que presidió Rafael Caldera; lo logré con la de Carlos Andrés Pérez; me vine a España con la de Luis Herrera Campins y me arruiné con la de “Aló Presidente”. Con la de Nicolás Maduro, ora expropiados por la inflación ora por la revolución bolivariana, todos los bienes inmuebles que allí dejé se fueron al carajo. Y como a mí (del asunto no se ocupó ni dios bendito) a decenas de miles de gallegos, de vascos, de asturianos, de catalanes y de canarios les echaron esa vaina.  

Ahora bien, que José Luis Rodríguez Zapatiestos, o la mimada mesnada podemita, o el divino sursuncorda dicen que Nicolás Maduro viene siendo a Venezuela lo que Mahatma Gandhi fue a la India, pues también; al fin y al  cabo nada es lo que a uno se le antoja; hasta puede que cultura no sea a culturismo, lo que es a pueblo populismo. 

Ahora resulta, según la diestra banda peperetera, que también Juan Gerardo Antonio Guaidó Márquez (de todos los santos y santas paparruchas) es presidente de Venezuela; aunque no tenga ministros, ni embajadas, ni palacio de gobierno, ni avión presidencial, ni pinche ni corte ni pinte ni presida nada. 

No sé si mi vida está cambiando o será la edad, pero cada vez son más las cosas que me importan una mierda.

Te puede interesar