Opinión

Los motivos del bobo

El varón que tiene corazón de lis, / alma de querube, frenillo lin- gual, / el barbudo y ‘xopas’ Mariano bisbís, / rehúye el debate y le teme al rival”... Perdón por profanar ‘Los motivos del lobo’. Ripios aparte, el asunto tiene cojones. Rajoy, el mismo que dice que sus contrincantes no tienen experiencia en gobernar, que carecen de equipo para presidir las instituciones, que van de slogans –una certeza como un agujero negro-; el mismo que tiene el culo pelao de andar en xuntas, ministerios y moncloas, se achanta como un gorrión ante el es- truendo de tres escopetas de feria.

No solo eso. Manda a la ‘vice’ que, como el Tampax, tanto vale para bailar en el ‘El hormiguero’, como subir en globo con Calleja o encabezar un frente de eruditos contra el ébola, y él se va de comentarista deportivo a la Cope, a impartir lecciones –y collejas- de balón pie. O de ‘fúrgol’, que diría Ángel Villar. O a echarse una posturita al dominó con unos jubiletas.

El ‘presi’, el pobre, no tiene tiempo para acercarse a los estudios de Atresmedia, en Madrid –a carreiriña de un can desde la Moncloa-, a contender contra una panda de altavoces conectada a un pen de frases hechas, y después, como las maletas de la Piquer, anda de la Ceca a la Meca pidiendo que le perdonen por incumplir sus mutismos. Este hombre vive en la higuera de relativismo, E=mc2, donde no existe ni siquiera el universo. ‘Hablo, luego la cago’, piensa. Qué verismo.

El caso es que el debate del próximo día 7 es entre aspirantes a presidir el próximo Gobierno y él, ahora, es el candidato del PP. Hay cosas que nadie puede hacer por otro -como un hijo, aunque luego se le pueda arrear una colleja- y uno, según cuáles, tiene la obligación de bajarse los pantalones, o de repartir hostias como panes.

Salta a ese plató de una puñetera vez, Rajoy. Defiéndete en esa arena ensangren- tada de reproches. Tú controlas, llevas to- da la vida practicando. Déjalos ‘desbardallar’ a unos y a otros, después tiéndeles la red del ‘savoir faire’: pregúntales cómo piensan financiarse, por ejemplo; con qué países harían pactos bilaterales para mejorar la marca España; a cuáles enviarían los servicios secretos para pactar armisticios y descubrir conspiraciones; qué piensan del escudo antimisiles de la OTAN; cuántos sapos estarían dispuestos a tragar para proteger nuestras empresas en el exterior o para conseguir recursos ener- géticos. Hazlos pronunciar la palabra Patria. Hazlos gritar contigo: ¡Viva España! Que dar trigo y predicar no van parejo. Aféalos en su belleza de ‘buenismo’ con tus cicatrices de cruda ralidad. Y si has de morir muere matando, qué cojones.

Y conste, voto a tal, que yo no voto. Yo compro en Media Mark. De tonto ni la calva, vamos. 

Te puede interesar