Opinión

Que me vendan la burra ante notario

Existe la misma probabilidad de que un huracán girando sobre un desguace consiga ensamblar un Boeing 747, como que los artífices (y artificieros) de "Podemos", con su manipulación de obviedades, y su explosión de colorinches, consigan venderme a mí la burra. Conozco a los bacalaos, aun si vienen “rebozaos”, ya en las aguas del Báltico. País de bandos (y bandazos), aquí nadie gana unas elecciones por su programa de promesas inviables; las gana porque las pierde el otro y, por consiguiente, que diría el capullo del yo quiero un hijo tuyo, porque miente incluso cuando calla. Prometo, prometo hasta que me meto, y después de metido a tomar por saco lo prometido... ¡Y a saquear! 
 "Os políticos son coma os peixes -decía mi madre- que ós tres días feden". Y España hiede a carroña. No hemos logrado curtir todavía nuestra piel de toro democrática. Los partidos no son sino germanías de malhechores: los "peperetes" trincan; el "rojerío" trinca; los de Convergencia i Unió, cullóns, trincan como tots; y los BNGases, no te pases, ¿u-lo el Castrillo aquel de Vigo? ¿o el Quintana de Allaríz?, ¡qué desliz!; ¿y los de Unió Mallorquina?, cosa fina... Las rimas se las regalo, hasta ahí alcanza mi presupuesto para sobornos.
 Y ahora llegan los chiquitos de la coleta ( y chancleta) con su, "no puedo, no puedo"... ¿coomooorrr?... Pecadores, trincaréis claro que trincaréis... (si podéis). Donde hay un español, hay un ladrón y aquí solo no trinca el que no cata partida presupuestaria. "Ya somos todo aquello contra lo que luchamos", se lamentaba el poeta Emilio Pacheco... Comprometido, coloquial y antirretórico, también decía que "en la poesía, lo que no es excelente es despreciable"; pues en la política, lo que no es excelente tendría que ser delito, digo yo, ¡pero de lesa humanidad! (anótate esa Pablo Churchs, y métela en el twitter).

A los políticos hay que escucharlos como a las ninfas de Ulises: de lejos, a la defensiva y afianzados al único mástil posible de salvación: la sospecha. Hay que presumirles, como a mercaderes de zoco, el principio de falsedad. Intentar elegir los más honestos y tratarlos "a cara de can", como si fuesen los más indeseables.

Por eso, antes de emitir mi veredicto, propongo que además de prohibirles ocupar cargos y puestos en empresas publicas, o multinacionales, una vez que hayan cesado en sus escaños; además de decomisarles de por vida cualquier cuenta bancaria a ellos vinculada (o a su familia) encontrada en el exterior; además de hacerles renunciar a cualquier fuero o distingo ante los tribunales de Justicia, Seguridad Social y demás organismos y autoridades competentes (y oxímorons) del Estado; además de aplicarles unas penas en grado 50% superior a las actuales para los delitos de corrupción, cohecho, prevaricación, etc... y de exigirles que sus asquerosos putiferios se financien únicamente con donaciones privadas (hechas públicas, por supuesto); además de todo esto, digo, hacerles firmar ante notario que al menos cumplirán el 85% del programa electoral que cacareen. Cacarear y no poner huevos no es nada nuevo, dice el refrán (ni bueno). ¿Y si no?... Si no, expulsión ipso facto y reintegro de los honorarios recibidos: sueldos, dietas, gastos de representación, renting de vehículos, obsequios institucionales a amantes, a deudos, etc...

¿Y si ello no fuere posible? ¡Ay,entonces!... ¡Entonces, "irremisiblemente", se optaría por la castración! Física o profesional, pero mediante procedimientos tradicionales: escachamiento indoloro (siempre que el emasculador, "usease" el de los croios, tenga cuidado con los dedos) de las bolsas escrotales; o trabajos especiales (llámale peores), únicamente a mantenido hasta saldar la deuda, en cadenas de montaje, barcos en alta mar, asfaltado de carreteras, yacimientos subterráneos, o granjas tipo Corte Inglés (que no tienen ventanas, ni luz exterior, y los atontan con neones, para hacerlos producir tal que gallinas ponedoras)
 A cambio, si lo hicieran ou fixesen bien, además del premio celestial y de la patria, sueldos (y atuendo, que ahora lo exigen hasta para drogarse en algunas discotecas) como dios manda; si hace falta igual que los ejecutivos de Zara, o los del Banco Santander; que España es bastante más potente que sus empresas, tiene bastantes más empleados y sin latrocinio y mangantes sería el mejor país del mundo.
 ¡Queda dito! Pero me temo que antes el airado Septentrión será capaz de ensamblar por azar un Jumbo soplando en desguaces Gil, como diría Fred Hoyle...

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