Opinión

Eso no es violencia

Uno de los reproches más recurrentes que los ciudadanos hacen a los políticos es su distanciamiento de la realidad, por verles más atentos a las cuestiones partidarias y con valor electoralista por su repercusión en los medios de comunicación, sobre los asuntos que verdaderamente importan y preoupan a la sociedad.

Hace pocos días, aquí mismo, un reputado profesional se encontró ante una mujer llorosa, reticente a contar el problema que le afligía hasta el punto de no poder contener las lágrimas. Al fin, lo hizo; tenía pánico a otra mujer que la agredía y le hacía la vida imposible. Obviaremos las razones que el azar dispuso para que estas mujeres se conociesen, pues hasta tiempo atrás sus vidas eran ajenas.

Pero lo que de verdad acongojaba a la víctima no eran las agresiones, que asumía, sino el daño que la agresora provocaba a una hija suya con especiales dificultades de salud y a la que dañaba una prótesis, cuya reposición la madre era incapaz de asumir por el alto coste. Resulta tremendo aceptar como un mal menor que te peguen con tal de que no hagan daño a un ser querido. El relato provocó la conmoción del interlocutor que inmediatamente se puso en marcha llamando al teléfono que profusamente se difunde para atender agresiones a mujeres. Cuenta la historia y obtiene por respuesta, '¿le pega otra mujer?'. 'Sí'. '¡Ah!, pero eso no es violencia de género; es una pelea'. El diálogo fue más largo, pero de poco le valió porque no le atendieron y le remitieron al Instituto de la Mujer. ¿Resultado? El mismo. El asunto no era de su competencia, porque la agresora era mujer. Todavía llamó a dos teléfonos más, con idéntico fracaso. Se rindió cuando apelando a una amiga experta, ésta le derivó a una de las personas que ya había dicho que no podía hacer nada.

Y nada se hizo. En su desesperación se preguntaba el voluntarioso auxiliador, por qué se le llena tanto la boca a las autoridades en defensa de las mujeres maltratadas, si luego pueden dejarla tirada por el mero hecho de que le pega sea otra mujer? En ese supuesto -en éste-, el sistema es sordo y ciego.

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