Opinión

Alfonso Otero González

El róbalo o lubina es un pez de litoral, por lo que su profundidad abarca desde el mismo rompeolas costero. Los fondos en los que vive son indistintamente arenosos o rocosos, siendo su lugar predilecto las desembocaduras de los ríos y sobre todo los puertos y las dársenas. Los ejemplares de gran tamaño son bastante solitarios, mientras que en períodos juve- niles se reúnen en bancos muy buscados por los pescadores deportivos.

Alfonso Otero González, además de jefe de Servicio de Nefrolo- gía del CHUO, Doctor en Medicina por la USC, Becario (IP) FISS y Consellería de Sanidade, tutor clínico pregrado y postgrado de la USC, miembro del Comité de Redacción de la revista Nefrología Referee BMC Nephrology, miembro del Patronato de la Fundación Renal "Iñigo Álvarez de Toledo", miembro del Patronato de la Fundación Investigación Biomédica Galicia Sur... es, por su pasión y afición por el mar y a la navegación a vela por la ría de Arousa, un hombre que perfectamente se podría comparar con un preciado róbalo de los que frecuentan nuestras costas. El armónico y uniforme sonido de las olas al romper con el casco, el aleteo de las velas al “cazar” con fuerza para salir de una “trasluchada” “orzando” para conseguir un viento de “popa” tiene que ser para Alfonso como sentirse un róbalo en la superficie.

Pero es en su faceta como médico (excelente) donde su personalidad despierta la curiosidad de sus pacientes. Su consulta es un lugar súper ordenado, con un elegante y cuidado silencio que solo se rompe por una tenue, relajante y muy seleccionada música clásica que contribuye de forma positiva a que Mozart, Beethoven, Verdi se integren en un coordinado equipo de enfermeras que trabajan con la autonomía y libertad que en este caso el capitán Otero ha sabido inculcar a sus colaboradores. Ordenado (cada cosa en su sitio), le gusta controlarlo todo, responsabiliza e involucra a los demás y le encanta trabajar en equipo. Es un amante y pionero en incorporar la tecnología a su sistema de trabajo.

Me trae a la memoria a aquel capitán Will Parker (Matthew Modine) de la película “La fuerza del viento”, luchando con tesón para ganar la batalla a la adversidad mientras oía "Madame Butterfly" (Giacomo Puccini). 

Alfonso Otero es austero de signos externos, lector empedernido, le gusta caminar, odia el “postureo”. Aparentemente distante y frío, es en las distancias cortas tremendamente humano e incluso tierno. Su mayor preocupación es conseguir salvaguardar de un deterioro extremo los riñones de sus pacientes. Yo creo que además de verles, Alfonso y su disciplinado equipo “escuchan a los riñones” como si fuesen los suyos propios. Podrían firmar aquella frase de “no solo ayudamos a personas que tienen problemas con sus riñones, también a riñones que tienen problemas con las personas”. Me contaron una anécdota que ref leja el autentico carácter de su interesante personalidad: Una paciente le preguntó si podría beber vino en las comidas, y él le contestó: “Si es bueno, sí”.

No es solamente un buen médico, es un espíritu libre con ganas de seguir navegando mientras escucha ese especial sonido que emiten las olas al rozar el casco de un velero y que como la música y los “riñones”, solo el puede sentir mar adentro. 

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