Opinión

Emilio Campos Rodicio

El cocker spaniel es un perro activo y simpático, de cuerpo fuerte y compacto, de ojos grandes y dulces, y nunca de color claro. Las orejas, insertadas y bastante bajas, son largas y sedosas. Los rasgos de su carácter le hacen ser especialmente apropiado para la casa, es muy activo, de naturaleza juguetona, con mucho temperamento, compañero inteligente y un afectuoso y encantador perro de familia.


Como el cocker, Emilio Campos Rodicio (Milocho) es un personaje tierno, de carácter bromista y juguetón, que con su simpatía y afecto ha estado regentando durante 36 años el 1008 en cardenal Quevedo, uno de los café-bar más intimistas de esta época. Su habitual clientela ha sido un reflejo de su especial carácter y personalidad: profesores, estudiantes, empleados, funcionarios, amas de casa y algún que otro forastero; todos hemos disfrutado durante estos años de ese cálido ambiente que da un oloroso café acompañado de la cordialidad del que te lo ofrece. Allí, al principio de los ochenta y después de ayudar a un repartidor a descargar la mercancía, tomaba su cerveza y un bocadillo Amancio Ortega; en aquellos tiempos el iniciador de Zara, como los vecinos y comerciantes de ese tramo de Cardenal Quevedo, hacía un inciso durante el día para reponer fuerzas y también para disfrutar de unos pocos minutos de evasión hablándole de su “Celtiña”, del que Milocho nunca se “gababa” descaradamente.


Trabajadores y propietarios de Agapito, Puzle, Carmelitas, Bustillo, Trillo, Candy, Lorenzo, Carmina, Olga, Pioneta, María, Rogelito, Luis, Jorge Juan, Mouriño, Xeixo, Merino, Ascarza, Lozano, Roberto y otros... fueron una parte de los clientes que Milocho y su esposa Susana supieron fidelizar y mantener durante 36 años. Su fórmula magistral ha consistido en unos pequeños bocadillos (sota, caballo y rey), tortilla, cruasanes y churros en el café, y como un gran valor añadido, un familiar ambiente donde el sonido de los documentales del televisor y las conversaciones de los clientes raramente superaban el nivel de decibelios que suele ser frecuente en este tipo de establecimientos.


Aunque Milocho es un fiel reflejo de aquellos personajes de los espots del Nescafé, (donde un señor mayor que Milocho recibía a sus amigos-clientes con un caluroso abrazo cuando regresaban por Navidad), a mí Milocho me recuerda a il barista “Mec” al que Henry Fonda en “Sfida Infernale” le pregunta “se è mai stato innamorato”, y “Mec” le contesta que le ha faltado tiempo toda la vida, cosa que Milocho no podría contestar nunca, porque todos sus clientes–amigos que en estos años hemos tenido la fortuna de compartir café con él, sabemos que si ha tenido tiempo para compartir con Susana esta hermosa historia de amor y trabajo que todos recordaremos del 1008. Con tutto il afecto, cari amichi ¡Milocho!

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