Opinión

Javier Docabo Blanco

En Gran Bretaña el caballo pura sangre es apreciado como ejemplar de carreras. Existen varias razas que están dedicadas a este tipo de competiciones, aunque en los hipódromos son los caballos pura sangre los auténticos y principales ganadores.  El caballo pura sangre (percherón) posee temperamento de gran energía mental y física, es valiente, no rehúye la lucha, de tal modo que es sensible y nervioso. Tiene ojos expresivos y destaca por tener la cabeza elegante, que se ensancha entre los ojos; tiene un torso robusto, sus patas son cortas pero muy fuertes y están dotadas de unos cascos muy duros; es resistente a la mayoría de las condiciones climáticas y si se le traslada a otros climas se adapta con facilidad y rapidez. De carácter enérgico, es inteligente, dócil, trabajador y (como casi todos los caballos) un poco tozudo.

Javier Docabo, exconstructor  (ya jubilado), fue y es, un pura sangre (percherón), fuerte como una roca de granito gris, muy rápido de reflejos, ágil, inteligente y con un especial sentido de la practicidad. Tiene el don de elegir siempre y muy bien la opción mas  estética de las cosas; si a eso añadimos que la ética es una constante en su dilatada vida, es muy razonable compararlo con el pura sangra (percherón) de mi historia de hoy.

Javier Docabo: fiel, cumplidor, solidario, sencillo, tímido, prudente, austero, nada ostentoso y sobre todo, muy responsable. Como impenitente deportista, fue durante muchos años el hombre que aglutinaba en torno a sí a un ingente número de amigos, a los cuales, con su dinámica y entusiasmo involucraba en todo tipo de competiciones, sobre todo en el futbol sala. En el club Santo Domingo, Docabo  escribió una entrañable etapa que de seguro muchos recordaran con nostalgia. Los Delfines, El Porrón y muchos otros, fueron equipos de “amigos-socios” que disfrutaron del entusiasmo y ayuda de Docabo, además de algún que otro madrugón dominical.

A Javier Docabo, deportista compulsivo, no le gusta perder ni a la escoba. Cuando eso ocurre, se enfada, pero solo un minuto para regresar de inmediato a su estado natural que es de extremada y amistosa dulzura. Por su templanza y carácter me recuerda a Ernesto Valverde Tejedor, conocido como "Txingurri", exfutbolista y en la actualidad entrenador del Athletic Club de Bilbao.

A Docabo le conocí hará unos sesenta años. En él encontré a uno de mis grandes amigos. Recuerdo algún domingo cuando con un mono azul y antes de ir a mocear regábamos las recién fundidas planchadas de hormigón para a continuación y con traje de pura lana virgen, zapatos Yanko y camisa de Olegario en Carbajales, nos sintiésemos los reyes del mambo. O cuando le presenté a su Ana Madriñán, tuve que hacerlo dos veces, se quedaron pasmados oyendo "Il mondo", de Jimmi Fontana. Creo que acerté de plano, conformaron una "pareja coraje" que solo piensan y viven pasa sus hijas.

A Javier Docabo le apasionaban los coches, fue un notable campista, un auténtico manitas del bricolaje de carpintería. Su frase para apaciguar: "Va haber una pilea", y aunque nunca consiguió aprender a tocar la guitarra, yo compuse para esta entrañable pareja una canción en la que una de sus estrofas dice: Polo Camiño Real, / dende a miña xanela / antronte vinte pasar / camiño de Compostela. / Cando chegache a Cudeiro, / con Berto e Adolfo cantaches / aquela nosa canción / que ti a min me dedicaches.
 

Te puede interesar