Opinión

José Antonio Álvarez Caride


El acebo Ilex aquifolium, es un arbusto o un pequeño árbol de la familia de las Aquifoliáceas. Puede llegar a medir unos veinte metros de altura y vivir siglos. Forma parte de la tradición decorativa navideña, tras sustituir al muérdago en la tradición occidental católica. El acebo era ya conocido por Aristóteles. Le llamaba “paliuro” en sus textos. La medicina natural tradicional ha empleado el acebo desde muy antiguo. Sus propiedades derivan de la presencia en sus hojas de ilicina (ilixantina), ácido cafetánico, dextrosa, goma, cera y otras sustancias en menor cantidad. Asimismo debidamente macerado y las hojas cortadas en pedacitos, servía como tonificante. Actualmente es una especie protegida en amplias extensiones de varios países europeos y en todo el territorio español.

José Antonio Álvarez Caride, como el acebo, pertenece a una especie de ciudadanos a los que también deberíamos proteger, ya que no son demasiado frecuentes las personas que emplean la mayoría de su tiempo libre en labores y entrega a los demás y sin ningún tipo de compensación económica ni tampoco política.

José Antonio Álvarez Caride nacido en Ourense es un personaje especial que tiene una enorme capacidad de comunicar con los demás y una especial empatía con todos los que le conocen y que son multitud.

Según sus palabras, comenzó a trabajar a los 16 años preparando conejos para venderlos limpios, más tarde  fue comercial en dos ramas (alimentación y vehículos respectivamente). En la actualidad es presidente de Federación de Ampa provincial de Ourense (fapaourense), vicepresidente confederación gallega confapa y representante de Galicia en la confederación española Ceapa) entre otros…

Su labor consiste en organizar y apoyar a todas las asociaciones de voluntarios de la provincia (más de 100 ampa) y una eficaz reivindicación en todos los sectores de la educación de nuestras/os hijas/os en su periodo académico y del desarrollo personal y de hábitos saludables de la escuela pública, sumando e intentando ir de la mano de los profesionales para llevar, entre ambos, el “barco” de su etapa educativa a un buen puerto que debería ser la meta de estas dos partes.

La última vez que supe de José Antonio Álvarez Caride fue presenciando cómo en un programa de TVG visitaba y supervisaba los menús de los niños en los diversos centros de nuestra provincia. Me llamó la atención la manera de realizar una labor de gran responsabilidad para con nuestros pequeños.  

José Antonio Álvarez Caride, es un tipo de ciudadano que resulta muy agradable conocer y que por su cordialidad y simpatía deja un poso de amistad que permanece en el tiempo sin diluirse en el olvido. Casado con Eva Pérez y padres de Nicolás y Jacobo, dice que decidió dedicarle su tiempo a esta asociación por que considera que es  algo muy participativo y que contribuye a fortalecer los valores y necesidades de los padres y madres que desean lo mejor para sus hijos. Caride me recuerda al viejo Georges en La invención de Hugo, donde un niño huérfano vive una vida secreta entre las paredes de una estación de trenes de París y se encuentra con una máquina rota, una excéntrica niña (Chloe Moretz) y él, Georges el hombre encargado de una juguetería  que se ve envuelto en una aventura mágica y misteriosa que puede poner felicidad a un niño en la soledad de una fría estación de tren.

A José Antonio Álvarez Caride le gusta el cocido, Bienvenidos de Miguel Ríos, como libro El niño del Pijama a Rayas, le gustaría visitar Nueva York y como buen Caride le encanta ir de pesca. Hace años que le conocí, desde entonces siempre he visto en José Antonio Álvarez Caride a un gran tipo, un excepcional comunicador, un grandísimo profesional y sobre todo a un positivo ciudadano.

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