Opinión

Rodríguez Poo

Y al valiente lo han cesado, claro. Aquí sólo se admiten como socios palmeros inmorales, periodistas aduladores, ciegos y sordos ante las insultantes injusticias, es decir, cobardes de diferentes clases, pero siempre que la cobardía sea su base de hormigón. ¿Cómo nos va a extrañar el acoso escolar, el laboral, el académico, si en la escuela, en la empresa, en la universidad, los cobardes ocupan amplios espacios y someten a los pocos valientes que quedan a vejaciones y expulsiones, ante indiferencia de la inmensa y medrosa ciudadanía?

Pero siempre hay un hombre al que no se puede comprar, una persona como Juan Manuel Rodríguez Poo, que nos renueva la esperanza, porque siempre hay un Juan, o una mujer negra, que se niega a ceder injustamente su asiento en el autobús y, entonces, el gesto avergüenza a los cobardes, y algo se empieza a mover. Gracias, Juan. No te conozco, pero yendo contra tus intereses personales has hecho mucho, muchísimo, en favor de esta adormecida sociedad, donde la mayoría no es ni la derecha, ni la izquierda, sino la terrible y mutiladora Cobardía.

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