Opinión

Tarde piaches

Somos muchos los que llevamos años diciendo que por aquí no, que tenemos una excelente Ley de Comercio Interior, que en materia de Comercio hay consenso de todos los actores, desde las asociaciones que aglutinan a los grandes del sector, hasta las que representan al pequeño, que había que seguir con nuestra propia Ley. Seis años después, miramos la situación del sector del comercio en nuestra ciudad con pavor y, sin embargo comunidades a las que las presiones políticas de Madrid no les afectaron tanto, léase País Vasco, la realidad es otra, principalmente porque están unidos, porque hay una sensibilidad infinitamente superior de defender lo suyo, y porque los planteamientos de desarrollo urbano se hacen a 25/30 años vista, y no al clásico cuatrienio del mandato electoral. 

Somos, y cuando digo somos me incluyo, cortos de miras, y más los de mi generación. Quizás nos creímos que esto era para siempre, pero siempre hay que estar innovando, formando, reinventando y quizás nos creímos que nuestros problemas los tendrían que solucionar otros, pero no.

Todos somos inquilinos de un ente abstracto llamado Ourense, coartado en su desarrollo por todas las carencias de sobra conocidas y, me da la sensación, que todos queremos vivir de rentas, que es muy de Ourense. De todo tipo de rentas.

Solo pedimos que Ourense sea un foco de atracción, ya nos encargaremos nosotros de meter los clientes en las tiendas, pero si la brecha eléctrica se subsanase, ya que somos productores de esta energía, vital para el comercio, mejor, mucho mejor.

 En este momento agónico que vive el comercio, inmersos en esta Cuarta Revolución Industrial, donde la robótica cada vez tiene más peso, y a pesar de la guinda del tiro de gracia que suponen las plataformas de venta online, como en toda evolución, seguirán las especies que mejor se adapten a los cambios.

Por el bien de la ciudad, que una buena representación del sector comercial ourensano sobreviva.

Mañana volveremos a mirarnos al ombligo.

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