Opinión

Las instigaciones de López Veiga

A cabo de ver una foto de mi viejo amigo Enrique López Veiga y he tenido que acudir a la de Carmiña a que me sirviera un Sansón de lo deprimido que me he quedado. ¡Qué viejo está el pobre Quique! ¡Qué cascado! Esta noche ni ceno con el disgusto, y eso que tocaba empanada de raxo y carne richada en la de ya saben ustedes, que uno no está aquí para hacer publicidad. Tan cascado está el viejo Quique que cuando presentaba en el Parlamento de Galicia, de Galiza, de Jralisia, de lo que quiera ese ilustre filólogo, toponimólogo, arqueólogo, entomólogo y otorrinolaringólogo del idioma que responde a la merced de Bieito Lobeira (para morder a usted y a su santa madre, que dirá el puro de corazón), que cuando presentaba, Quique, en el Parlamento de Lobeira (porque ¿es de Lobeira o no es de Lobeira? ¿somos o no somos?), decía, una proposición de ley para modificar la Ley de Costas, no la Ley de Lobeira, va mi amigo Enrique López Veiga (Henrique Lope de Vega, diría mi también amigo Benito, el dueño del Parlamento de la Comunidad Autónoma del Noroeste) y se descuelga con una expresión de las de no hacer de cuerpo en ocho días, mejorando lo presente y sin ánimo de faltar a nindiola: ‘Instigará’. ¡Cóño, Quique, instigo, instigas, instigare, de la Primera si no he olvidado todo el latín, que vayamos a saber! Dice Lope de Vega, que diga López Veiga, que instigará una iniciativa popular para que la Ley de Galicia en el Parlamento de Costas salga adelante en la Lobeira de Bieito. ¿O fue que la Ley de Bieito en las Costas del Parlamento saliera adelante en la Lobeira de Galicia? A lo que, con muchos reflejos, le respondió la portavoz del Bloque, Carme da Silva, que la culpa de todo era del PP ‘por no haber apoyado el Estatuto’. Y menos mal que Quin estuvo hábil y no dejó que contestara Góngora, que diga Lobeira, a Quique, que terminan a hostia limpia estos dos.


Mi viejo amigo Enrique López Veiga, ¡qué cascado está, Jesús!, les tiró un cañonazo fino a los sociatas y a los bloqueiros, bueno es Quique para estas cosas. Fue y les dijo que no querían aprobar su proposición ‘para evitarse problemas en Madrid’. Pero, carallo, Quiquiño, ¡cómo no van a querer evitarse problemas en Madrid si estamos hablando de costas! ¡Qué cascado está, madre del amor hermoso! En Madrid te habrá cuestas, Quique, cuestas. No costas, Quique, que parece mentira que seas de puerto de mar.


Qué disgusto me he llevado entre Lope de Vega y Benito Lupara. La empanada de raxo a tomar viento. No hay alimento más gustoso y sano que el celebrado cangrejo real. ¿Para qué se meterá uno en política?

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