Opinión

Andáis muy perdidos por Bruselas

Los fines y los medios son cosas distintas. Aunque sea obvio, hay mucha gente que no los diferencia. Mucha de esa gente, he aquí la tragedia, son burócratas que pretenden dirigir los designios de nuestras sociedades desde alguna poltrona en la que se autolegitiman como salvadores del mundo. El fin es aquello que queremos conseguir, aquello que queremos lograr. Los medios son todo aquello que creemos que nos ayudará a conseguir el fin que deseamos. Teniendo esto claro, veamos la última micción fuera del tiesto de nuestros dirigentes europeos.

Hace unos días, la comisaría de energía de la Unión Europea (Kadri Simson) tiró de las orejas a Francia para que aumente su objetivo de energías renovables hasta el 44% del consumo total de energía para el año 2030. Incluso, se permitió la licencia de “amenazar” al país galo con tomar acciones en el marco de la Unión si no lo hacía.

La realidad es que Francia está apostando por una estrategia energética basada en su gran desarrollo nuclear. Sus casi sesenta reactores nucleares producen casi el 70% de la electricidad del país y hacen del francés uno de los sistemas eléctricos más limpios de Europa. En el año 2023, el 92% de la electricidad de Francia era baja en emisiones, siendo un 24% de ella de origen renovable y todo el resto nuclear. 

Con un 92% de la electricidad limpia, sin emisiones de CO2, en Bruselas se permiten el lujazo de señalar a Francia públicamente con el dedo. ¿El pecado? No hacer seguidismo del pensamiento único renovable. En París saben que ya tienen energía limpia y no necesitan hacer inversiones de decenas de miles de millones de euros para no conseguir prácticamente nada adicional a lo que ya tienen.

Esto no gusta en Europa. No gusta nada. Porque andan liados en el trilerismo habitual de repartir los objetivos entre países y compensar los que cumplen con los que no cumplen. ¿Dónde está la clave del asunto? En que Europa tiene el mandato (llamado Directiva de Energías Renovables) de llegar al año 2030 con un 42,5% de energías renovables en el consumo de energía final. Y no van a llegar. Por eso están presionando a Francia, para que suba su porcentaje al 44% y así compense a aquellos países que no van a cumplir.

Es decir, estamos presenciando un ejemplo clarísimo de confundir los fines con los medios. Para mitigar el calentamiento global, el fin no es instalar energías renovables. El fin es reducir las emisiones de CO2. Las energías renovables son un medio para conseguir esa reducción de emisiones. La energía nuclear es otro medio para conseguir lo mismo (un medio, de hecho, mucho más efectivo que las energías renovables para el fin que se persigue). En algún momento, en Bruselas, decidieron convertir el medio en un fin en sí mismo. Así, comenzaron a poner objetivos de instalación de energías renovables y ahora tienen un problema, porque Francia no comulga con ruedas de molino.

Para muestra un botón. A Alemania no le están afeando la conducta desde Bruselas. No hemos escuchado a Kadri Simson decir nada sobre la ingente cantidad de carbón que quema el país teutón año tras año. No la hemos escuchado decir nada ante el cierre de las centrales nucleares alemanas ni la reciente decisión de instalar decenas de nuevas centrales de gas para compensar la pérdida de electricidad del cierre nuclear. El doble rasero que a nivel político y burocrático se tiene con la energía nuclear nos pasará factura (ya lo está haciendo) y dejará a Europa en una posición de desventaja con respecto a las industrias foráneas que no tienen tantos remilgos con esto de la “emergencia climática”.

¿Qué creen ustedes que le viene mejor al clima? Un país como Francia que tiene un 92% de su electricidad libre de CO2 (aunque solo tenga un 24% de energías renovables) o un país como Alemania que tiene un 59% de energías renovables pero su electricidad limpia no llega siquiera al 63%. Al clima le interesa que haya menos emisiones, le da igual de dónde venga la reducción. Para el clima es mucho mejor Francia que Alemania, pero Bruselas no lo ve porque el clima les da exactamente igual, en realidad. Le tiran de las orejas a Francia mientras miran para otro lado con Alemania. ¿Por qué? Porque han confundido los fines con los medios y, sobre todo, porque su voluntad última no es solucionar el problema climático, sino someter a todos los países al yugo centralizado del estado planificador europeo. Ellos a mandar y usted a agachar la cabeza con el servilismo propio del neo-caciquismo climático. Caiga quien caiga y cueste lo que cueste. A ellos qué más les da, si no pagan.

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