Opinión

OCURRIÓ EN BAAMORTO

Como caso curioso, en donde intervino un político de vía estrecha que, por lo que supimos, llegaba tarde, por sistema, a todos los actos a que era invitado. He aquí lo que ocurrió durante la celebración de un homenaje.


Al padre Vicente le estaban haciendo su cena-homenaje de despedida por treinta años de trabajo en una parroquia de Galicia.


Como no podía ser de otra manera, la comisión nombrada al efecto por los feligreses designó a un político, miembro de la comunidad, para pronunciar un discurso resaltando el acto que se iba a celebrar.


Como el político en cuestión tardaba en llegar, el sacerdote decidió decir unas palabras él mismo para llenar el tiempo:


-Mi primera impresión de la parroquia la tuve con la primera confesión que me correspondió escuchar. Pensé, desde luego, que me había enviado el señor obispo a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó me dijo que había robado un televisor, que les había robado dinero a sus padres, había robado también en la empresa donde trabajaba, además de tener aventuras con la esposa de su empleador. También que en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la compraventa de drogas, habiendo sido detenido varias veces por la Guardia Civil. Y para finalizar, confesó que le había trasmitido una enfermedad venérea a una prima suya. Me quedé, naturalmente, asombrado, escandalizado y asustadísimo... Pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más a la gente de la parroquia y pude apreciar que no eran todos así; he visto una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los treinta años más maravillosos de mi sacerdocio.


Justamente en este momento llegó el político, por lo que se le concedió la palabra. Por supuesto, pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo:


-Nunca voy a olvidar el primer día que llegó el señor cura a nuestra parroquia... de hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él...


La reacción inmediata y espontánea de los asistentes fue inenarrable y ese político no tuvo más remedio que pedir la baja en su partido. Después de haber transcurrido muchos años de esa célebre historia, en el pueblo se sigue hablando del asunto.

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