Opinión

EL PELUQUERO Y EL SERVICIO COMUNITARIO

A mi correo electrónico llegan historias de todo tipo, entre ellas, algunas que ilustran con humor la naturaleza de la actual composición social que nos rodea. Entre estas historias he escogido esta que me parece que, quiérase o no, responde a una realidad extendida.


Hay que reconocer el gran mérito que tiene mi peluquero habitual, Luis, que, posiblemente, es de los pocos profesionales en nuestro país que cursó estudios superiores de la especialidad en España y también en el extranjero. En fin, que es un maestro como la copa de un pino. Entre sus méritos y merecimientos que le adornan, podemos decir que también colaboró estrechamente con ONG que vienen funcionando regularmente en tierras africanas, poniendo de relieve sus saberes, gratuitamente, al servicio de los más necesitados de esos países, en desarrollo.


Pero a lo que interesa. Vamos al grano.


Un buen día, un florista fue al técnico capilar a arreglar o cortarse el pelo. Luego del corte, como procedía, pidió la cuenta y el peluquero, sin más, le contestó:


-En este momento, no puedo aceptar dinero. Esta semana estoy haciendo un servicio comunitario.


El florista quedó, naturalmente, agradecido y abandonó el establecimiento. Cuando nuestro maestro peluquero fue a abrir su negocio, a la mañana siguiente, había una nota de agradecimiento y una docena de rosas en la puerta. Luego entró un panadero para cortarse el pelo, y cuando fue a pagar, el peluquero respondió:


-No puedo aceptar dinero. Esta semana estoy haciendo un servicio comunitario.


El panadero se puso contento y se fue. A la mañana siguiente cuando el peluquero volvió, había una nota de agradecimiento y una docena de  pasteles esperándolo en la puerta. Más tarde, un profesor fue a cortarse el cabello y en el momento de pagar, el hombre otra vez respondió:


-No puedo aceptar dinero. Esta semana estoy haciendo un servicio comunitario.


El profesor con mucha alegría se fue. A la mañana siguiente, cuando el peluquero abrió, había una nota de gratitud y una docena de diferentes libros, tales como 'Cómo mejorar sus negocios' y 'Cómo volverse exitoso'. Entonces un diputado fue a cortarse el pelo y cuando fue a pagar y el peluquero nuevamente dijo:


-No puedo aceptar dinero. Esta semana estoy haciendo un servicio comunitario.


El diputado contento se alejó. Al día siguiente cuando el peluquero fue a abrir el local, había una docena de diputados haciendo cola para cortarse el pelo gratis.


Esto, querido amigo, muestra la diferencia fundamental que existe actualmente entre los ciudadanos comunes y los miembros de la casta política del país. Atención, pues, a quien votáis en las elecciones que se avecinan.

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