Opinión

Civilización contra barbarie

El alemán Martin Schulz, presidente de la Eurocámara y cabecera socialdemócrata en las elecciones europeas al Parlamento del pasado 25 de mayo, le ha propuesto al vencedor, el popular luxemburgués Jean-Claude Juncker, formar una coalición continental para evitar el alarmante crecimiento de los ultras y populistas de derechas e izquierdas.

Porque las fuerzas moderadas de ambas tendencias, que tras la II Guerra Mundial crearon una Europa verdaderamente revolucionaria, por rica, justa y pacífica, podrían verse desbordadas por los herederos de las ideologías derrotadas que gestaron esa guerra.

Que son los fascistas y nazis, por un lado, y por el otro, los crueles totalitarismos de izquierdas, que aunque ganaron el conflicto, perdieron al caer la URSS en 1991.

Cuya ideología sólo pervive pasándose al capitalismo más explotador, como en la China comunista, en las hambrunas coreanas del norte, o la miseria general de Cuba, hacia la que va Venezuela.

Esa coalición, ya existente en Alemania, sería posible en España entre el PSOE y el PP, sobre todo si el primero no se tira al monte aliándose con los Cayo Lara, Pablo Iglesias y los nacionalismos expansionistas provocadores de guerras, como sugieren Madina y otras verrugas zapateriles.

Lo que le propone Schulz a Juncker es realmente la alianza de la civilización frente a la barbarie, aunque del lado de los civilizados es necesario regenerar la democracia con su profunda limpieza, y un cambio radical en las conductas políticas.

Porque, peligro: está volviendo la barbarie de los nazis y de los comunismos, también estalinismos-chavismos-falangismos de Iglesias, que alaba la guillotina, “origen de la democracia”, para limpiar “la casta” actual.

Ultras y populistas son muy peligrosos, especialmente porque engañan a los ingenuos declarándose pacifistas, como Hitler y Stalin, a los que alababa Melville Chamberlain.

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