Opinión

España, en reparación

Después de 36 años de navegación constitucional España es un barco con la obra muerta o superestructura desarbolada por los temporales de la corrupción, pero con su máquina y su obra viva, la superficie del casco sumergida, en buen estado. Ese buen estado lo demuestra el creciente envío a prisión de políticos corruptos que van cayendo uno tras otro, el procesamiento de una infanta de España y la investigación que podría inhabilitar a Artur Mas por pretender hundir la nave para huir en una lancha salvavidas. Ya no es solamente el nacionalismo suicida el que quiere abatir el barco, sino que se le han sumado fuerzas de la izquierda, como IU, y el sorprendente Podemos, formado por amotinados que exigen naufragar en aguas chavistas.

El PSOE, entre tanto, pide federalizar a los pasajeros catalanes en primera clase, donde van vascos y navarros, cuando un socialista igualaría todos los territorios. La corrupción había hecho pensar que España era insalvable. Pero es salvable: un juez provinciano sentará en el banquillo de los acusado a una hija del rey padre y hermana del reinante por presunta cooperación en dos delitos fiscales de su marido. Buena sanidad.

En cuanto al presidente de la Generalidad catalana, que pretendía huir en una lancha salvavidas tras hacerle una vía de agua al barco, lo justo será que quede permanentemente inhabilitado; incluso que sea enviado a prisión por sabotaje. La superestructura está dañada, pero es reparable. Hay destrozos en cubierta y el puente de mando, aunque dentro aún funciona el timón y demás aparatos de navegación: además, algunos tripulantes arreglan los principales daños. Abajo, la máquina ronronea con regularidad y el acero del casco está impecable: el barco es bueno y, tras las reparaciones, tendrá larga vida por adelante.

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