Opinión

Iglesias vestido de seda

El dicho según el cual “aunque la mona se vista de seda, mona se queda” se ratifica ahora con el fundador de Podemos, Pablo Manuel Iglesias Turrión. En un solo año el defensor de la guillotina, estalinista, chavista, caza-castiga-condena ricos y nacionalizador de los medios informativos, ha pasado por la derecha al jefe del PSOE, el desnortado Pedro Sánchez. Iglesias Turrión visita estos días los medios de comunicación envuelto en morada seda de cardenal moderado de la izquierda reformista y socialdemócrata, pidiendo entrar en la Casta ladrona que antes juraba exterminar. Aparece pavoneándose, como pavo real cuyas plumas son luz del progresismo afirmando que él inspira a los izquierdistas griegos, ingleses, y del mundo entero. 


Una tendencia de éxito en internet lo retrata: las tiendas Imaginarium tienen una puerta pequeña para que pase él y otra grande para su ego. Parece monárquico: para tocar poder reconoce a Felipe VI como rey de los Siete Reinos de la serie de TV Juego de Tronos, su única fuente de pensamiento y teoría política. Esta suavidad sedosa de corderillo quiere ocultar sus pezuñas enharinadas de lobo feroz pasándolas bajo la puerta de los cerditos para que le dejen entrar a comérselos. Esas pezuñas son la insistencia sobre su padre y abuelo en los mítines, presentándolos como modelo de demócratas antifranquistas. Pero inspiran aprensión: su padre fue militante del FRAP, organización terrorista similar al GRAPO, trufada de policías secretos franquistas.


Era funcionario del Ministerio del Trabajo, como su abuelo, un chekista que había hecho “sacas” de derechistas que fusilaban en Madrid, en 1936. El abuelo fue condenado a muerte por Franco, pero cinco años después fue amnistiado y colocado en ese ministerio que empleaba a expresos confidentes y colaboracionistas.
 Historias para envolver en sedas.

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